Escrito por Iszeth
Asesorado por Maru
Editado por Tanuki
La primera vez que vine al mundo, pensé que era una persona afortunada.
Es un oráculo de los Dioses, ¡bendiciones a esta casa! Todos decían lo mismo con las caras llenas de alegría.
Pasé toda mi infancia y adolescencia escuchando sus voces, haciendo lo que ellos querían. Mi vida, se había consagrado a ellos.
Desde mi infancia, sabía que no tendría una vida normal. Yo era la voz de quienes nos habían creado. Yo era la persona que debía cumplir sus designios, por tanto, el amor y la familia no era para mí.
En poco tiempo, me volví clérigo mayor de la Iglesia. Como los Dioses lo deseaban, entregué las profecías y cumplí sus designios.
Yo tenía una sola función, y era evitar la destrucción del mundo.
La primera vez que me enfrenté al fin, yo realmente no supe qué hacer. Ni los héroes, ni mi persona… Nadie tenía el poder para parar a los siete demonios desatados.
Y entonces, morí viendo cómo todo lo que amaba, todas las personas que me habían seguido, todas las naciones con quienes había estrechado lazos para terminar con el mal, caían.
Saboreando el fracaso, pensé que, si me daban otra oportunidad, quizá podría haberlo hecho mejor.
En total, tuve 3469 oportunidades antes de que los dioses llegaran a mi auxilio.
En cada mal final, volvía al punto de inicio con todos mis recuerdos. Por más derrotas que tenía, no quería abdicar.
Los dioses, en su misericordia, enviaron a dos almas benditas por los dioses de otro mundo. Con la bendición de dioses de muchos mundos, pensaban, esas almas podrían cambiar el final inevitable.
La llama de la esperanza inflamó mi pecho. Cuidé personalmente de ambas niñas cuando llegaron a nuestro mundo. Les expliqué la situación y las eduqué para lo que se avecinaba. Las armas sagradas fueron empuñadas y numerosas victorias se acumularon.
Pero aquello no duró mucho.
Una de esas niñas, tenía envidia. Llena de celos, traicionó a la otra. Intenté hacer lo que pude, pero la desgracia cayó sobre nosotros.
Cientos de veces, el patrón se repitió.
Incluso cuando tomaba a las niñas a temprana edad.
Incluso cuando restringía a la chica celosa, ella se agraciaba con los hombres más cercanos y los utilizaba para sus propósitos.
Ella, en sus arranques de furia y envidia, llegó a utilizar a personas marcadas con la maldad y el infortunio también.
No recuerdo cuántas veces intenté todo para que las que estaban destinadas a salvarnos, completaran su misión. Sólo sé que, la última vez, dejé de intentarlo.
Contemplando la resignación al eterno bucle en el que estaba, sin poder regresar aquellas almas a su mundo original, todo volvió a su reset.
Como cada vez, ellas no recordaban nada.
Permití que esa única ocasión, ellas hicieran lo que quisieran.
Si tan sólo hubiese sabido antes que esa era la respuesta.
Me costó aceptar que aunque ellas habían influido en el cambio de los acontecimientos, la verdadera clave estaba en esa persona que estaba destinada a ser ruin.
Él, en todos los mundos destruidos, en todas las líneas de tiempo y con cada acontecimiento cambiado de la historia, siempre había sido un villano malvado y cruel. Un obsesivo, un ser que sólo encontraría la redención muriendo por su amor a una de las heroínas.
En algunas líneas de tiempo, él mataba a la otra sólo para hacer feliz a la que amaba. En otras, asesinaba al objeto de su amor al no obtener reciprocidad en sus sentimientos.
Él, en pocas palabras, era un alma descarriada de la que me tuve que deshacer en muchas de las líneas temporales.
Pero, ésta última vez, ese villano cambió.
Cambió por el amor a la heroína más pura. Cambió y entonces, la historia del mundo también lo hizo.
Por amor y venganza, él había destruido a los Cultores Crepusculares por sí solo. Derrotó al único demonio que pudo ser invocado en la línea temporal, y así evitó que los otros pudieran ser traídos a este mundo por cinco mil años más.
Pensé que mi trabajo había terminado.
Pensé que el precio a pagar para evitar la destrucción del mundo había sido suficiente. Que la muerte de ambas heroínas y el nacimiento de un Rey Tirano que había vuelto cenizas su propio reino, era una pérdida aceptable por salvar el planeta entero.
Pero entonces, ocurrió algo que me sorprendió.
El mundo, ese mundo que fue salvado a pesar de haber perdido pilares importantes, fue rebobinado de nuevo.
¿Por qué? Pensé. ¿Por qué si ésta vez los demonios ni siquiera podían ser invocados?
Entonces, los dioses contestaron que no era obra de ellos.
Había sido él. Ésta vez, quiere hacer las cosas bien.
¡¿Cómo?! ¿Cómo había podido haber hecho esto un simple humano?
Tenía miedo, y tenía expectación. ¿Y si realmente el villano era el destinado a salvar el mundo? No, no.
Pero aun así, él era mi última esperanza de salir de este bucle infinito.
Por favor, por favor, villano. Salva a este mundo. Sálvame de esta eterna repetición.
Vaya nunca espere un giro así, realmente esto es una obra maestra
Mis respetos. Esto fue… maravilloso de leer. Me sumergí por completo en los pensamientos, en los sentimientos. Casi como si lo viese yo, como si fuese yo la que anhelara al fin esa libertad.
Con la piel de gallina leo esto es tan genial