Un villano puede salvar el mundo por amor – Capítulo 9: La Sociedad de Arqueología

Escrito por Iszeth

Asesorado por Maru

Editado por Tanuki


El edificio sede que el rey había cedido a la Sociedad de Arqueología y Preservación Histórica era emblemático. Ubicado en el centro histórico de la capital, éste había sido el antiguo palacio del Parlamento durante la guerra de los lirios (básicamente, una guerra por la sucesión al trono que duró cerca de una década), hace más de trescientos años.

Un edificio tan histórico como éste, se había transformado en una especie de biblioteca central y museo privado, donde se investigaban pergaminos de historia antigua y artefactos, tanto de la vida cotidiana como los de gran importancia para el país, que habían trascendido al tiempo.

Personalmente, el estilo de cúpulas altas, ligereza de la estructura y la bella iluminación natural gracias a la misma arquitectura, me parecía hermosa. El lugar era agradable a simple vista, lleno de salas con cientos de libros y pergaminos antiguos, personas yendo y viniendo enfundadas en túnicas oscuras con diseños verdes y plata, probablemente el uniforme de la asociación.

Vikhus (mi tutor oficial) y yo, estábamos siendo guiados por el secretario general de la asociación, Francis Neut. El hombre era un joven bastante apocado, con lentes de fondo de botella y expresión perpetua de agonía; su voz temblaba con cada pregunta que le hacía, como si temiera hacerme molestar. Me preguntaba si él también era parte de toda esa porquería de los Cultores Crepusculares, así que mientras pensaba si sondear su cabeza en busca de algo que aliviara mi curiosidad, llegamos al lugar que se nos había asignado.

—Eh… El presidente… um… está un poco ocu-p-p-pado en e-este momento, a-así q-que me place a-atenderle en t-todas sus d-deman-das, s-su majestad, ha-hasta que Lord Ba-Bach re-regrese.

Sonreí con mi cara más amable y pedí que por favor, nos trajera té y los planos de algunas ruinas recientemente encontradas; entre ellas, la que más me interesaba era la que estaban disputando con la Sociedad de Magia. También pedí por algunos libros de historia de la época de aquellas ruinas. A los ojos de cualquiera, parece ser que éste príncipe de cinco años había adquirido la pasión por la historia que su padre, el rey, poseía.

Por supuesto, mi excusa es que había escuchado de los hallazgos, y al hablar con mi padre, me había interesado en los nuevos descubrimientos.

Para eso, tuve que leer muchos libros de historia y memorizar periodos, fechas y personajes en menos de una semana, sólo para encajar en la idea de que el segundo príncipe continuaría con las aficiones de su progenitor. Fue duro, incluso aminoré mis horas de sueño y omití el entrenamiento de espada por un par de días a causa de una simple gripe.

En esa semana, yo ya había enviado un grupo prestado por mi madre para investigar las ruinas.

En la superficie, no había nada raro o sospechoso… Pero, siempre había un gran pero en este tipo de asuntos.

Estaban descargando algunas cosas en la parte inferior, en lo que habían bautizado como la sala de las oraciones. Personas ajenas a la sociedad de arqueología se veían merodeando, y lo más escandaloso eran los guardias apostados en el pasaje que conducía a la tercera planta subterránea.

Como excusa, declaraban que los guardias custodiaban los artefactos mágicos de valor que podían llamar la atención de los cazadores de reliquias, sin embargo, incluso para ir contra cazadores de reliquias habituales, los guardias estaban demasiado bien armados y entrenados. Además, de que estaban custodiando salas que no se habían declarado oficialmente en los hallazgos.

Había obtenido la lista de algunos de ellos, nombres notables en los gremios de mercenarios y aventureros; sí, muy notables… y de dudosa moral también.

A estas alturas, tenía cubierta hasta cierta parte las cosas, había venido a la sede sólo para confirmar el nivel de control que los Cultores tenían dentro de la organización que el mismo rey había fundado.

En pocas horas, revisando los documentos y los libros, noté que faltaban algunas cosas.

Los mapas tenían marcas que sugerían pasajes y locaciones que aún no habían sido descubiertas, según los documentos adjuntos, sin embargo, aquellos obtenidos de la exploración que habían hecho mis fuentes marcaban a detalle aquellas zonas que faltaban. En los pocos documentos que pude revisar, las anotaciones no sugerían nada con respecto a los demonios, de hecho, las pocas menciones en los libros y pergaminos en general se catalogaba como una mera leyenda basada en los siervos de los primeros dioses, una religión que se había marchitado hace siglos.

Para alguien sin el conocimiento de lo que trataban de ocultar, todo parecía normal, muy apegado al método científico de investigación, con cuidado de no aseverar hechos erróneos ni llegar a conclusiones apresuradas. Las ideas, estaban ordenadas con una lógica común y sencilla que cualquiera daría por sentado las hipótesis sobre la inexistencia de los cultores, adjudicándolos a una religión antigua que había mutado a la que hoy conocemos.

Bueno, ya sabía que muy probablemente esto estuviese tan podrido hasta los cimientos como parecía, sin embargo, yo quería saber hasta qué punto, quiénes y cuántos eran los elementos no deseables.

También, algo más empezó a rondar en mi cabeza, y era, hacerlos míos.

Estaba seguro de que si esclavizaba a su líder, ellos obedecerían mis órdenes gustosamente. Las relaciones entre ellos se basaban en la confianza que les daba la marca en su alma. Si alguien la poseía, era que había pasado las pruebas de fuego para ingresar.

Por eso, esperé e hice la pantomima de un niño interesado en la historia mientras bebía el té y leía los libros. Quería conocer cara a cara a Torrence Bach. Quería saber que tan astuto, qué tan confiable era para sus seguidores.

Hacerme con una de las ramas, o quizá con la rama principal de los Cultores Crepusculares, podría serme de utilidad en un futuro.

Más que nada, quería saber qué querían.

¿Por qué habían estado tanto tiempo entre las sombras? ¿Quiénes eran? ¿Cuál era su objetivo?

Esas eran cosas que no me detuve a pensar en mi vida pasada.

En esa época, yo estaba realmente furioso, y sólo destruí lo que estaba en mi camino. Incluso cuando me topé con Amon y me advirtió que los otros demonios estaban en camino, pensé que sólo estaba fanfarroneando, o que sólo quería burlarse de mí antes de volver a la nada.

Pero también, gracias a Amon descubrí que tenía otra habilidad que se complementaba con lector, y era simulation. Si lector me permitía leer la mente, y aprender a cómo utilizar algunos hechizos con el conocimiento robado, simulation me permitía hacer una copia exacta de cualquier hechizo o habilidad que pudiese encontrar, incluso las que no podían ser aprendidas, como por ejemplo las habilidades especiales o de nacimiento.

Básicamente, yo era una especie de ladrón innato. Podía robar habilidades, podía robar recuerdos, podía robar conocimiento. Y eso, para mí, era la mayor ventaja que pude haber tenido.

Por eso quería conocer a Torrence; quería hurtar su pequeña organización.

Y también, quería obtener la semilla espiritual de Amon; porque sabía qué tan peligroso era, pero también sabía que podía ser muy útil.

En realidad, quería robar otra de sus habilidades si era posible, aunque no estaba seguro si sería factible hacerlo mientras él no tuviese un cuerpo físico.

Ah… lo que hago por amor.

Un niño de cinco años, estaba a punto de ponerse en peligro por el bien de cambiar un poco la historia.

No tuve que esperar mucho tiempo por Torrence Bach.

Su cara viperina y su cabello gris verdoso combinaban con los anteojos cuadrados que ahora portaba. Realmente, parecía un líder confiable y un trabajador astuto, como el ideal que se tiene cuando alguien menciona la palabra presidente.

Me di cuenta de que estaba un poco molesto por el hecho de lidiar con un niño. Pensaba que realmente, los adultos tendían a subestimar a otros con respecto a su edad y su estatura. No era la primera vez que me topaba con esa mirada aburrida que parecía decir: no molestes.

En cierta medida lo entendía. Yo no era más que un intruso, sobre todo, yo era un niño con curiosidad que muy probablemente no sabía nada de lo importante de este mundo. Por supuesto, él tenía la obligación de tratarme bien desde que soy miembro de la familia real; sería una molestia para él tenerme merodeando, pero sería una mayor molestia que los recursos que se destinan a su asociación fuesen cortados por maltratar a un príncipe.

El hombre realmente fue lo bastante estoico cuando empecé a actuar como un niño mimado que sólo quería leer libros raros y viejos, y encima le exigía los resultados de las investigaciones más recientes.

Oh, yo realmente puedo ser más pesado que mi padre, ¿sabes?

Hasta ahora, la asociación tenía total libertad de reportar sus hallazgos cuando lo creían conveniente, pero este niño de la nobleza les exigía los resultados en corto plazo.

También, quería ver las ruinas.

—Pero, su alteza, la zona actualmente está en fase de excavación y podría ser peligroso. ¡Incluso puede lastimarse! ¡No puede imaginar la angustia que pasaremos los miembros de la Asociación si usted sale lastimado!

—Oh, pero no tiene por qué preocuparse, Lord Torrence. Puedo llevar a mis guardias, ¡también usted mismo puede venir! Así, incluso padre se sentiría más tranquilo. Sabe, mi padre, su alteza el Rey, me ha dicho que puedo ser sus ojos en este asunto. Ambos estamos muy emocionados si uno de nosotros es capaz de ver la maravilla que se ha descubierto recientemente.

La cara de Lord Torrence no se podía describir con otra palabra que no fuese disgusto. Un pequeño niño de cinco años estaba a punto de ir a visitar un lugar fundamental para sus planes, y no podía rechazarlo porque el niño en cuestión tenía un rango mucho mayor al suyo en la escala social.

¡Ah! Abusar del poder puede llegar a ser estimulante.

Yo sabía que muy probablemente, Lord Torrence sólo me llevaría a la primer planta de las ruinas y me daría un pequeño paseo por la zona, cuidando de que éste niño no se metiera en problemas.

Pero, no se debe subestimar la capacidad de escape y curiosidad de un niño travieso, porque probablemente, termine en el lugar en el que menos quieres que esté.


Tanuki
Coraje, ¿eres tu?

3 respuestas a «Un villano puede salvar el mundo por amor – Capítulo 9: La Sociedad de Arqueología»

  1. Jajajajajajajaja, ese final me dio risa. Es un niño travieso al final de todo. Y SE ME DERRITIÓ EL CORAZÓN CUANDO DIJO: Ah… lo que hago por amor. Y fue como, ayyy dioj mio, es que no me lo puedo dejar de imaginar con la edad que tiene ahora, y suspirar de ternura.

    Cofcof te amo Iszeth

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