El nacimiento de una Líder – Capítulo único

Escrito por Kiara Adsgar

Asesorado por Maru

Editado por Yusuke


El reino de Kovel, un mundo de sueños y alegría, una isla rodeada completamente de agua salada, los humanos solo pueden acceder a ella por medio de barcos, pero no es el único medio de transporte para entrar a la ciudad, también existen portales que conectan con miles de universos. Por eso la población de este lugar está compuesta por ciudadanos de especies diferentes.

En esta tierra llena de magia y luz, cada ciudadano debe de escoger al menos un oficio en el cual se desempeñará para contribuir al constante desarrollo de la ciudad. Es por ello que desde muy temprano cada uno de los kovelianos se dirigirá al lugar asignado de trabajo.

—¡Bien! Estoy lista.

Una joven de cabello negro en ondas, vestida con una camisa blanca de mangas largas y una falda de color azul, se encuentra frente a una enorme puerta roja, de un edificio de considerable tamaño con el nombre “Escribas” impreso en un enorme letrero.

Acarició levemente la banda roja con las letras C.K. en su brazo, suspiró ansiosa, apretó las hojas frente a su pecho y dio un paso adelante abriendo la puerta, con pasos cortos pero firmes. En cuanto entró el aire del interior se sintió diferente, embargada de una emoción indescriptible, observó su entorno, todo el lugar estaba pintado de blanco, lo que brindaba una sensación de calma y tranquilidad, en una esquina a su izquierda hay un pequeño estanque de peces, a su derecha una imagen de un cielo despejado, creado mediante piedras mágicas; en las paredes había portales hacia otros lugares, sillas flotantes alrededor de una mesa debido a algún campo magnético. Estaba fascinada, no pudo evitar girar sobre sus pies, enamorada del lugar.

—Oye, ¿qué haces aquí?

Salió de su ensoñación, ante la súbita voz de un hombre. Su mirada se posó de inmediato en el chico de piel oscura, cabello negro y de ojos oscuros, pero su rasgo más destacable eran las orejas de animal que sobresalían de su cabeza, usaba una chaqueta negra y un gorro a juego; estaba sentado detrás del puesto de recepción, con los pies cruzados encima de la mesa.

—¿Eres la recepcionista? —preguntó la chica con una mirada curiosa en el rostro.

—¡¿Qué dijiste?!

El joven se levantó de inmediato, claramente enojado.

—¿No es este el lugar de un recepcionista? Como estás sentado ahí supuse que es tu puesto.

Las miradas se cruzaron, parecía que saldrían chispas de los ojos del chico en cualquier momento. Incapaz de contenerse más tiempo, abrió los labios para responder, pero fue interrumpido.

—Tanuki, no seas descortés con nuestra nueva compañera de trabajo.

De inmediato, ambos se giraron hacia la dueña de la voz. Una joven mujer de pelo rubio, con la mitad inferior rosa, que usaba el mismo uniforme que ella y la misma cinta roja en el brazo, se dirige hacia ellos sin apartar la vista de la tablet en sus manos.

—Está bien, Shisai, no ha pasado nada —respondió el chico de pelo negro, calmándose al instante al igual que una mascota.

Entonces los rumores son ciertos, es el sabueso de Shisaichi, pensó la chica.

—Mi nombre es Kiara Adsgar y soy…

—Sí, lo sé; ganaste las elecciones para dirigir, representar y coordinar al equipo de escribas del reino. Este es un puesto de mucha responsabilidad, pues representa la mayor fuente energética de nuestro país. No se compara con nada que hayas experimentado antes, debes estar preparada.

En todo momento, la joven no despegó los ojos de su tableta, parecía estar concentrada interactuando con ella.

—Estoy dispuesta a dar lo mejor de mí —expresó Kiara emocionada.

—Excelente, te guiaré hasta tu oficina. Tu compañera de trabajo llegó hace un momento, por lo que está esperándote.

Sin esperar respuesta, Shisai comenzó a moverse en modo automático. Parecía conocer el lugar como la palma de su mano porque caminaba sin siquiera ver el camino. Kiara pensó que tomarian unos de los portales, como normalmente hacía cuando iba a su anterior lugar de trabajo, pero su compañera optó por las escaleras.

—¿No te molesta que usemos las escaleras? Últimamente los portales me hacen sentir mareada.

—No hay problema.

Comenzaron a subir por las escaleras, también blancas. El lugar parecía demasiado pulcro en comparación con otros edificios en los que había estado anteriormente, mientras subía, notó que las paredes estaban repletas de fotos de los miembros de los escribas del reino. Las fotos se movían ligeramente como si fueran hologramas, algunos reían, otros fruncian el ceño, quizás no los capturaron en su mejor momento.

Al final de la escalera justo en frente había un retrato de ella, más grande que los demás con su nombre y el título oficial de concejal. Estaba maravillada. No recordaba en qué momento habían tomado esa fotografía, quizás fue cuando se anunciaron el resultado de las elecciones, había sido realmente feliz en ese momento.

Quería ayudar al desarrollo del reino, pero sobre todo deseaba que los demás pudieran valorar el trabajo de los escribas. Los escribas están compuestos en su mayoría por los esclavos del estado, quienes representan todo los recién llegados al reino. Estos deben de cumplir una cantidad de horas de trabajo para poder optar por mejores oficios, normalmente estos servidores públicos son destinados al área de escribas por ser la parte más importante del reino. Es la sección destinada a traducir todo tipo de productos en Kovel para ser distribuido a nivel interestelar, por ende necesitan mucha mano de obra que les permita cumplir con su trabajo diario.

En el caso de Kiara ella había optado pertenecer a esta sección desde un principio, por lo que en su primer año siendo una de ellos, había sido muy difícil, lamentablemente este grupo no recibe tantos recursos como otros departamentos, ni asesoramiento, le tocó una habitación oscura y un equipo que se colgaba todo el tiempo. “Las condiciones deben de mejorar”, había expresado en su discurso y por eso se había postulado. Los escribas representan la principal fuerza de Kovel, ¿por qué estaban en el último eslabón de la escalera?

Ella los haría sentirse orgullosos de su trabajo. Lo tenía todo escrito en su agenda, iniciaría con un discurso motivacional y luego escucharía las opiniones de sus miembros, entre todos mejorarian la sección.

—Hemos llegado.

Había estado tan concentrada en sus pensamientos, que no notó que Shisai se detuvo frente a una puerta color marrón con el título de director colgado en la misma, respiró profundo y dio un paso al frente. Imaginó a todos sus miembros de pie esperándola pero grande fue su sorpresa al ver una habitación llena de papeles y archivos a tope.

—Pero… ¿qué… es esto?

No había personas, a donde quiera que mirara estaba lleno de documentos y archivos llenos a más no poder. Quizás se habían equivocado de lugar. Se giró hacia Shisai desconcertada, quien por primera vez la miró directamente a los ojos.

—Este puesto ha permanecido vacío desde el principio de los tiempos, es normal que los documentos se acumularan con el paso del tiempo. Estuve a cargo provisionalmente, pero ahora es tu turno. Buena suerte.

La puerta se cerró sin más. Kiara suspiró al mirar la cantidad de documentos, apenas había espacio para moverse; la habitación era lo suficientemente grande para parecer una biblioteca y no había ningún traductor a la vista. Ella claramente tenía otra idea de este trabajo.

No es lo que esperaba… no, no pienses en eso, solo es cuestión de empezar. En cuanto termine de ordenar esto, podré continuar con el primer punto de la agenda.

Tomó una pila de documentos. Con cuidado de no tirar nada se dirigió al escritorio que había a su derecha, los colocó con cuidado.

—Bien, iniciemos —expresó con ánimo tomando un documento.

—Bienvenida, señorita Kiara.

—¡Kya! —Sin poder evitarlo, lanzó un grito de sorpresa ante la voz repentina. Pensó que estaba sola. Con una mano en el pecho se dio la vuelta hacia la persona que la había llamado—. Oh, por el amor de todo lo santo y puro, casi me matas del susto.

Justo frente a ella, había una chica de piel clara con una ligeras pecas sobre el rostro alrededor de la nariz y unos ojos castaños claros. Sonreía ampliamente, mientras sostenía un parasol crema sobre su cabeza, usaba el mismo uniforme que Kiara y la misma cinta roja alrededor de su brazo.

—Eres Yousei, ¿cierto? —preguntó Kiara luego de recuperar el aliento—. Kiara a secas está bien, trabajaremos juntas a partir de ahora. Me olvidé por completo de que ya estabas aquí…

Tampoco sentí su presencia; es muy buena para ocultarse. 

—Así es, a partir de hoy trabajaré a tu lado como colíder del equipo de escribas del reino —respondió la chica, con una voz dulce y tranquila.

—Excelente, porque realmente necesitaré ayuda para ordenar todo esto —expresó Kiara señalando los documentos detrás de ella—. Por cierto ¿por qué estás usando una sombrilla bajo techo?

Un minuto de silencio, luego dos, Yousei sonrió pero no respondió la pregunta. Kiara le devolvió la sonrisa y esperó, pero al final no obtuvo respuesta.

— Y… ¿donde iniciamos? —preguntó Yousei.

♦ ♦ ♦

Durante todo el día y el siguiente Kiara y Yousei se la pasaron arreglando, ordenando y clasificando documentos relacionados con los miembros del equipo, en su mayoría eran fichas de los trabajadores, los proyectos a cargo de quién y la actividad de cada uno.

Crearon cuatro grandes grupos para una mejor organización: activos, inactivos, desaparecidos y muertos en acción. En todas las categorías, las que más miembros tenía era la de desaparecidos seguida, por inactivos, y la que menos tenía era la de activos. La cantidad era mínima a pesar de ser uno de los equipos con más relevancia.

De inmediato, Kiara dispuso una reunión con todos los miembros, pero la asistencia fue mínima. Cuando ella y Yousei decidieron visitar uno por uno cada miembro en su lista, la situación fue a peor. Muchos se negaron a recibirlas, fingían no estar y algunos ni siquiera ocultaban su desagrado por la idea de modificar su estilo de trabajo, simplemente se negaban a hacerlo.

♦ ♦ ♦

—Ah, no puedo creerlo, ni siquiera quieren mejorar por sí mismos… son, son ¡una banda de vagos! —se quejó Kiara enojada, tomando la taza de té de golpe.

Habían estado haciendo visitas toda la mañana y como estaban cerca, se quedaron en la casa de Yousei para tomar un descanso. La dueña del hogar tomaba el té tranquilamente mientras la otra se quejaba.

En la última semana, habían creado una serie de reglas y dinámicas para mejorar la calidad de trabajo de los escribas, pero la producción seguía siendo mínima y aunque había ofrecido un estilo de trabajo mucho más cómodo que el anterior, nadie se mostraba interesado.

Kiara estaba muy enojada y durante toda la semana, su ira solo iba en crecimiento.

—¿Qué otra opción nos queda? Hemos implementado todas las ideas y nada ha funcionado.

Kiara suspiró.

—Aún tenemos esta —indicó Yousei, colocando un sobre encima de la mesa con las letras “Sombra Work” en grande.

Kiara miró el documento pensativa. Este plan lo habían elaborado como una medida de contingencia, en medio de su enojo, pero representaba una acción drástica, marcaría un antes y un después en todo el reino de Kovel.

—Es que esto… —Kiara miró el documento dudosa. Aún no estaba segura de que fuera lo mejor—. Si me lo permites, puedo pasar un momento al baño.

—Claro, todo recto y a la derecha.

Se puso de pie con dirección al lavabo. Con cada paso, un pensamiento llegaba a su mente sobre la situación actual del equipo a su cargo. Había iniciado con el deseo de darlo todo pero el grupo había sido más duro de lo que imaginaba. Habían pasado demasiado tiempo sin líder, estaban acostumbrados a trabajar como quisieran.

Sé que el sombra work es la última opción, pero si lo llevamos a cabo, todo cambiará, no es un juego. Yousei me lo ha sugerido como si fuera algo normal pero es que lo hemos intentado todo y nada ha resultado. 

En cuanto llegó al final del pasillo se detuvo, miró a ambos lados había dos puertas.

¿Izquierda o derecha? Creo que dijo derecha, sí la derecha. 

Abrió la puerta en espera de encontrar el baño pero la imagen que recibió, era completamente distinta de lo que imaginaba.

—Esto es…  la habitación de Yousei.

Rosa, rosa pastel, fue la primera impresión que tuvo. Las paredes estaban pintadas de rosa claro, una cama con dosel cubierta con telas rosas y blancas en tonos más oscuros, una alfombra rosa y más objetos del mismo color. Kiara sonrió.

—Se ve muy seria, pero tiene un lado dulce después de todo.

A pesar de estar invadiendo su espacio personal dio un paso al frente, para ver más de cerca; por alguna razón se sintió atraída por el lugar.

En cuanto entró, una especie de mecanismo se activó y algo fue lanzado directo a su cabeza. La joven de pelo negro se agacho y rodó lejos justo a tiempo para evitarlo.

—Pero ¿qué diablos fue eso? —Con todos sus sentidos en alerta y aún en el suelo, miró a su alrededor. Ahora estaba más lejos de la puerta pero pudo ver claramente que algo fue lanzado hacia ella—. Tra… ¿trampas? —Debía fijarse bien en donde pisaba.

Se puso de pie lentamente, debía salir de aquí y fingir que nunca había entrado, pero en cuanto miró hacia el frente un objeto llamó su atención: un látigo de color rojo elaborado con cuero de una sola tira tejida de cuero sintético, colgado en la pared como si fuera un trofeo. A pesar de no ser rosa, contrastaba perfectamente con el entorno. Parecía el dueño del lugar. En cuanto lo tocó se sintió llena de un poder desconocido.

Nuevamente una trampa se activó, pero con la ayuda del látigo la evitó de inmediato.

♦ ♦ ♦

—Yousei —la llamó.

La aludida levantó la vista de su taza de té. Lo primero que notó fue el látigo en sus manos; una leve sonrisa se extendió en sus labios. Kiara no pudo verla porque la taza le cubría.

No era la misma joven que había ido al baño, la expresión en su rostro era distinta. Su pelo que había atado en un moño por el calor, ahora caía libremente sobre sus hombros y el aura a su alrededor era diferente.

—Iniciaremos el sombra work esta noche —expresó apretando el mango del látigo.

—Ara, ara —dijo Yousei y tomó un sorbo de su té.

♦ ♦ ♦

El joven había llegado a casa después de salir a tomar algo con unos compañeros, abrió la puerta, ignorante de lo que le esperaba, se quitó la capa y la enganchó en un cordel justo al lado de la puerta. Caminó hasta la habitación y se sentó en la habitación.

De inmediato algo se enredó alrededor de su cuello y tiró de él hacia atrás.

—Eugh… ¿qué? —dijo llevando las manos a su cuello tratando de eliminar el objeto que le cortaba la respiración.

—Caso 034. Ha estado evitando sus funciones desde hace medio año y actualmente se niega a tomar un proyecto en serio —expresó la voz de una mujer frente a él.

—Con que es así —expresó una mujer a su espalda.

—Kia…ra —dijo el muchacho entrecortado por el apretado látigo alrededor de su cuello.

—Es señorita Kiara para ti, escoria —dijo la mujer que estaba delante, propinándole una patada.

El hombre se quejó y respondió con voz entrecortada.

—No yo… es que no…

—Vaya pero qué hermosos cuernos —expresó la voz a su espalda acercando su rostro al suyo. Cuando estuvo lo suficiente cerca, pudo verla, aunque la oscuridad le impedía mirar correctamente su rostro, sus temibles ojos amarillos resplandecieron con el brillo de la luz de luna. Se sintió paralizado del miedo, en el momento que ella acarició sus cuernos con los dedos—. Sé que son preciados para tu raza, sería una pena que alguien tuviera que cortarlos, ¿verdad, Yousei?

—Absolutamente, sería una verdadera lástima. —La joven de pelo castaño asintió mientras giraba un objeto filoso entres sus manos.

—No esperen… trabajaré… ¡trabajaré! ¡¡TRABAJARÉ!!

Los gritos resonaron en la habitación, pero nadie acudió en su auxilio. El pánico se había cernido en una noche sobre el reino; gritos se escuchaban de todas partes. Los guardias no eran capaces de llegar a tiempo para encontrar al culpable.

Cuando preguntaban qué había pasado, todo respondian:

“Tengo que hacer mi trabajo, ella vendrá por mí si no lo hago”.

La unica descripcion era un demonio de ojos amarillos que usaba un látigo escarlata y a su lado una escalofriante mujer que portaba un paraguas, desde ese día los diarios enloquecieron publicando historias sobre la terrible catástrofe que ocurrió durante cinco días seguidos.

♦ ♦ ♦

En pocos días, las producción se estabilizó alcanzando niveles inimaginables. Los antes puestos vacíos, ahora estaban llenos y ocupados.

Kiara, la jefa del departamento, estaba muy orgullosa de su trabajo. Los elogios vinieron de todas partes, en proporción al trabajo realizado, las condiciones de vida para los escribas mejoraron, reciben mayores beneficios y comodidades para desarrollar su trabajo.

En el edificio de escribas, en una oficina hay una mujer de piel mulata, ojos color ámbar y cabello negro en rulos, sentada frente a un escritorio disfrutando de una taza de chocolate caliente mientras revisaba en su computadora la actividades programadas para el dia de hoy.

Después de un ligero toque, la puerta se abrió, dejando ver una joven de pelo castaño con un regalo en sus manos.

—Ah, Yousei, ven a ver esto. ¿No es maravilloso lo que hemos logrado? Los niveles de producción hace tiempo que han sido superados.

—Sí, lo es, por fin ha dado frutos.

La joven sonrió mientras colocaba el regalo encima del escritorio.

—Te he comprado un presente.

Kiara observó el paquete interesada.

—¿De verdad? —lo abrió con premura entusiasmada por saber de qué se trataba—. Increíble. Gracias, es bellisima —expresó observando el regalo de inmediato lo tomó entre sus manos.

—Noté que en ocasiones tienes problemas con Josephine. Este tipo de juguetes van mejor contigo. Incluso hice que grabaran tus iniciales en el mango.

Kiara lo giro un poco y en efecto las iniciales K.A. estaban escritas en el mango color marrón, emocionada la agito varias veces en el aire.

—Es una fusta bellísima, se ajusta perfectamente a mi mano y el sonido que hace es encantador. La llamaré Frederick, sí encaja a la perfección.

Yousei también sonrió y abriendo su parasol, se acercó a la ventana y preguntó:

—¿Lo probamos esta noche?

—Eso suena excelente, ¿quién es el próxima en la lista? —expresó Kiara acercándose a la ventana.

—Caso 025 Devanny, alias Dev.

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