La gota de esperanza – Capítulo 8

Escrito por Grainne

Asesorado por Maru

Editado por Sharon


El viaje de vuelta a Argentina fue bastante rápido. Al llegar, llevaron al joven español directo a la oficina de Guillermo.

Durante la larga conversación sobre la investigación que llevarían a cabo, Gina aprovechó para aclarar que quería trabajar junto a Larry. No solo quería estar pendiente de la situación, sino que quería saber más sobre el collar que le había dado, el cual no paraba de brillar en una tonalidad verde en su cuello. Ella estaba segura que estaba relacionado con los híbridos.

En ese momento, Guillermo se dio cuenta de las vendas en el hombro de la joven. Por eso, antes de comenzar el trabajo, la llevaron directa a un hospital para hacer una revisión. Antes de partir, Larry se separó del grupo y se dirigió a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en Buenos Aires para profundizar sobre el Collar de Lilith, y averiguar alguna información relevante para la Asociación.

Sin embargo, en el Hospital sucedió un inconveniente, ya que los médicos no querían atender a un híbrido. David y Guillermo insistieron un buen rato hasta que lograron que revisen la herida de Gina. Para su suerte, no era nada grave.

Después de la revisión, David se encargó de llevarla a donde la esperaba Larry. Por otro lado, Guillermo decidió separarse y volver a su hogar para poner a Bianca al día con la situación.

Con su nuevo teléfono, Gina confirmó la posición del español, y junto a su padre, se pusieron en marcha. Una vez frente al edificio, David decidió esperarla afuera, por lo que la pelirroja se adentró al enorme lugar mientras suspiraba y buscaba con la mirada al muchacho. Cuando lo vio, se acercó y se sentó con él delante de una mesa.

Larry se levantó para saludarla con dos besos en la mejilla que descolocó a la pelirroja por la diferencia cultural. Luego de preguntarle por su herida, Gina le preguntó sobre la pila de libros que vio sobre la mesa. Acto seguido, el muchacho se levantó para agarrarla y mostrarle aquellos que eran de interés.

—Bueno, encontré estos sobre religión y Lilith —se acercó Larry con miedo de tropezar, ya que llevaba varios libros pesados con entusiasmo. Gina llegó hasta él y amablemente agarró algunos con facilidad, dejándolos sobre la mesa.

—Gracias, Gina. Bien, tenemos… “La historia de las religiones” de Francisco de Velasco Abellán, “Dios no es bueno” de Christopher Hitchens, “Lilith, la leyenda de la primera mujer” de Ada Langworthy Collier, “El libro de Lilith” de Robert Brown…

Mientras él seguía recitando nombres de diversos autores, Gina se perdió en sus pensamientos al pensar en la apariencia del chico.

Mierda, me parece lindo. Pero no debería sentir atracción por alguien ahora. No es buena idea involucrarse de manera sexual con nadie, Gina. Seguro es un rarito con fetiches raros…

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz seria de Larry.

—Gina, ¿estás escuchando? —preguntó mirándola con duda.

—A-Ah perdón, es que me quede pensando en otras cosas —expresó despistada.

Larry suspiró y se sentó. Ella le imitó unos momentos después, agarrando uno de los tomos para empezar la lectura.

Estuvieron leyendo hasta la noche, pero debido a la gran cantidad de información ambos concordaron que deberían volver al día siguiente para seguir con la lectura.

Una vez se reunieron con David, regresaron a la casona donde los adultos y Bianca se reunieron en la oficina del dueño de la mansión para discutir tácticas. Por otro lado, ellos dos se juntaron en la sala de estar para discutir las notas que tomaron a lo largo del día en sus cuadernos.

—Bien, Dios y Diablo eran una sola alma. Luego, Dios colocó un poco de su alma en los humanos. Pero el Diablo también, creando las jerarquías de poder —habló Larry concentrado.

—El problema es que no sabemos si el Diablo creó a los demonios. ¿Habrá aprendido ciertas técnicas en el Limbo para hacerlo? Pero no encontré nada al respecto —dijo con frustración mirando las anotaciones del chico.

—En realidad, tengo una hipótesis sobre ello —comentó mientras acariciaba su barbilla pensativo. Gina le pidió que explicase mientras ordenaba las anotaciones—. Bueno, tengo dos. Los demonios vienen de los malos pensamientos que ha llegado a tener Dios al ver a sus creaciones imperfectas. Es decir, cuando vio a los humanos obedecer las reglas del Diablo, empezó a sentir tristeza y odio provocando que se personifiquen esos sentimientos. La segunda hipótesis que tengo es que los demonios vengan de almas humanas corrompidas.

Gina lo miró pensativa, pareciéndole una explicación razonable. Luego tomó los apuntes sobre los libros que leyó durante el día, y cuando Larry vio que se concentraban en Lilith, le preguntó al respecto.

—¿Qué encontraste sobre Lilith?

—Pues, fue desterrada al no obedecer ni a Dios ni a Adán. No estaba enamorada, y no quería reproducirse, por lo que él la abusó… Y aunque Dios intentó detener a Adán, no llegó a tiempo. Entonces sufrió el primer aborto natural, como explica “El libro de Lilith”, donde se describe como su entrepierna soltaba sangre exageradamente. No era el castigo natural de la menstruación como explica la Biblia… —contestó Gina con tristeza.

—Si, y debido a ello logró sobrevivir en el Limbo, consiguiendo la inmortalidad. Pero quería venganza… —continuó con pena ante la historia que ambos investigaban. La pelirroja solo asintió con la cabeza soltando un largo suspiro. Larry le preguntó si había encontrado más información pero ella negó con la cabeza cansada.

—Vayamos a comunicarle a Guillermo lo único que sabemos. Él sabrá qué hacer —dijo Gina guardando los papeles.

—Es una lástima que no hayamos encontrado más información de Lilith… Espero conseguir más gente para terminar con esto —expresó el chico apartando su cabello a un lado, ya que tenía el pelo un poco largo.

—Deberías cortarte el cabello primero —dijo con tal sinceridad que tapó su boca avergonzada.

Larry soltó una risita dándole la razón a ella mientras salían de la sala de estar. Ambos se adentraron al comedor para preparar algo caliente debido al frío.

—Bueno, no hemos podido hablar mucho. ¿Cómo está tu herida ahora? —preguntó y sirvió el café instantáneo en dos tazas que sacó de la alacena.

—Oh, la mordida… Mucho mejor, solo la desinfectaron un poco —respondió y se sentó frente a la mesa.

—Sé que no me incumbe pero… Seguro no te fue nada bien debido a tu aspecto peculiar… —dijo haciendo gestos con las manos y sentándose a su lado, dejando las tazas calientes sobre la mesa.

—Aspecto híbrido —respondió Gina con una ceja levantada mientras el chico asentía—. Pues, mi padre te contó sobre como me crió ¿no?

—Bueno, me contó algo muy breve.

—Entiendo… Solo fui rechazada por muchos humanos —comentó disgustada y con melancolía.

—Perdón, no hace falta que me lo digas. Puedo contarte sobre mí en su lugar, si quieres.

Ella asintió agarrando su taza para luego beber el café caliente y apaciguar el frío.

—Bueno, me gradué en la universidad de Politécnica en Madrid, en España. Soy profesor. Y pues, mi padre siempre apoyó mis estudios. Em… él lamentablemente fue asesinado por un demonio. Me dijo que huyese del peligro pero no de mi felicidad. Luego de eso, lo encontraron muerto —contó con cierto dolor en el pecho sobre aquel recuerdo mientras observaba el vapor de la taza.

—La mayoría ha pasado por algo así por culpa de los demonios. Ni siquiera sabemos de dónde salen tantos agujeros del Limbo. Sólo nos queda sobrevivir y ser fuertes, por ahora… —dijo mirándolo.

Larry sentía un ambiente de pesadumbre entre ambos que decidió interrumpir cambiando de tema.

—¿Tienes pareja?

Esa pregunta provocó que Gina se ahogara con el café.

—¿Por qué esa pregunta? —preguntó aclarando su garganta para no toser.

—Porque eres bastante joven y pensé que tal vez tengas una. Aunque como se te ve muy seria…

—T-Tuve varias pero no pienso en esas cosas sabiendo la situación peligrosa en la que estoy.

—¿Fueron… muy malas experiencias? —preguntó con preocupación.

—Simplemente… fueron bastante superficiales. Típicas relaciones adolescentes que parecen color de rosa pero que se dieron por puras hormonas del momento. Aunque, al principio por puros fetiches raros de la gente.

—Entiendo, sería interesante ver tu forma híbrida. Seguro eres una especie maravillosa —expresó con cierto tono de investigador serio.

Gina lo miró con una ceja levantada sintiendo cierta perturbación ante aquella expresión.

—No me refería a esa manera… —corrigió Larry avergonzado.

—Si quieres follar con ese extraño fetiche, allá tú —contestó con indiferencia.

Larry la miró sin saber que decir.

—Déjame pensarlo —dijo con nerviosismo.

—Tampoco dije que aceptaría —dijo ella de inmediato.

El chico asintió con la cabeza, y el ambiente entre ambos se volvió incómodo.

—Me preguntó sí Guillermo tiene pensado reunir más híbridos… —dijo Larry para romper el silencio.

—No lo sé, pero nos será difícil. Muchos no sobreviven —explicó Gina con seriedad.

—Tuviste la suerte de aprender a defenderte, gracias a tu padre.

—Lo sé, tu también deberías aprender a defenderte. Ese físico que tienes necesita entrenamiento.

Larry soltó una carcajada y admitió que tenía razón. De cualquier forma, ya había pensado en aprender.

Sin embargo, Gina no entendía el comportamiento del chico. A ella le parecía bastante animado como para haber pasado por cosas difíciles. Además, le parecía curioso que un chico le hablara con tal normalidad a pesar de saber que no era humana.

No obstante, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando éste le dijo que quería hablar con ella de algo más personal. Gina aceptó con duda, temiendo la posibilidad de una declaración o una conversación seria. Apenas conocía al joven español, y no quería enredarse en temas amorosos o sexuales.

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