La gota de esperanza – Capítulo 17

Escrito por Grainne

Asesorado por Maru

Editado por Sharon


Larry observaba a la Gina dormida en su brazos mientras intentaba alzarla para llevarla a la casa. No podía parar de verla y sentir un cosquilleo extraño cuando estaba cerca de ella. Tenía la necesidad de protegerla y cuidarla como pudiese.

Lamentablemente, era un simple humano. No tenía la fuerza ni el poder de pelea que ella tenía para protegerla de cualquier demonio depredador. Sin embargo, él sabía perfectamente que, al menos, podría ayudarla con sus palabras. Incluso sus sentimientos podrían impactar y llevarla a un cambio positivo. Sin importar cuánto se esforzara, Larry temía al rechazo de Gina.

En sus pensamientos admitía fácilmente que no la conocía lo suficiente, pero la curiosidad y el cosquilleo dentro de su corazón cada vez que se acercaba a la pelirroja parecía inevitable.

Cuando la arropó en la cama de su habitación, no dejaba de observar su aspecto demoniaco. No veía un monstruo ni un animal, sino a una joven con pensamientos y sentimientos muy humanos, con ganas de seguir adelante a pesar de todo. Él admiraba todo de ella…

O mejor dicho, envidiaba esa actitud tan atrevida y suelta que ella lograba tener a veces. Él nunca se atrevería a imitar muchas de sus acciones por miedo a que pudieran afectar su vida.. Supuso que los híbridos eran diferentes al resto, aunque no dejaba de darle interés.

Tendría que estudiarla desde un vínculo más cercano… Joder, quiero entenderte, Gina, pensaba con frustración.

Pero el sonido de la puerta abrirse interrumpió sus pensamientos. Al darse la vuelta, observó que se trataba del padre de la joven. Este tenía un rostro lleno de preocupación y culpa. Sus cejas levantadas y sus ojos vacíos a punto de las lágrimas lo demostraba perfectamente. Larry le hizo una seña con la cabeza, indicándole que no había problemas para que entre.

—Dices que ella sabe controlar la situación pero te preocupas como pato por su polluelo… —le dijo en un tono burlón, recibiendo a cambio un pequeño golpe en la espalda por David, quien se sonrojó por su comentario. De todas maneras, él era su padre, no podía evitar ese instinto de protección hacia ella.

David dejó a un lado sus emociones para observar con gran sorpresa la forma híbrida de su hija. Le parecía sorprendente que llegara a controlarla incluso dormida. Era algo que ni él podía hacer, pero no podía cuestionarlo mucho. Después de todo, era evidente que Gina era una híbrido de alto nivel y poseía varias habilidades poderosas.

Él no sabía con exactitud hasta qué punto llegaba el poder en un híbrido de alto nivel, aun así se quedó inmóvil observando a su hija. No tuvo tiempo suficiente para pensarlo demasiado, ya que Larry lo empujó hacia afuera de la habitación para después cerrar la puerta con cuidado para no despertarla.

Por eso, cuando el español se dio la vuelta para dirigirse al living, se encontró con una mirada de enfado del hombre mayor, quien se cruzó de brazos con un rostro intimidante. Además de un rostro lleno de preocupación que se acercaba hacia a ellos.

—¿No se puede pasar? —preguntó Bianca preocupada al verlo en la entrada.

—Lo siento, pero ella tiene que descansar, hablemos en el living sobre su transformación —le respondió Larry con seriedad. A pesar de que se quejaron, sabían que era la mejor opción.

Se dirigieron en grupo hacia los sillones que daban a una enorme televisión y varios muebles, y cada uno se sentó para seguir la conversación. En ese momento, Bianca recordó sobre la herida del joven.

—Por cierto, ¿cómo va tu mandíbula? —preguntó luego de un corto viaje a la cocina, donde les preparó algo caliente para beber.

—Mucho mejor, te lo agradezco Bianca —le contestó Larry, recibiendo una de las tazas con café que la albina iba repartiendo de la cafetera— Aunque me duele un poco cuando hablo  —largó un suspiro. A pesar de la bofetada que Gina le dio, él no sentía resentimiento por ello.

—Te dije que ella te daría una gran paliza —soltó una carcajada el padre, recibiendo una de las tazas con café caliente.

—Cambiando de tema, ¿por qué ella se ve diferente? No era tan delgada ni tan alta, se veía… —Bianca se quedó en silencio, sin saber cómo describir del todo a Gina, y sin comprender los cambios por los que pasó.

—Expusó su forma demoniaca pura, sus emociones llegaron al límite hasta exponerse en modo de defensa —le explicó David mirando hacia la ventana, pero sin ningún punto fijo. Se quedó en silencio, pensando en la gran evolución que su hija llevó a cabo con el tiempo.

—¿Eso es posible…? —preguntaron, Bianca y Larry, al mismo tiempo.

David iba a responder pero en ese momento Guillermo intervino en la conversación luego de aparecer de repente y sin que ninguno se diera cuenta. Él se acercó hacia ellos y se sentó en uno de los sillones que sobraban.

—Es algo común en híbridos de alto nivel, y más cuando afrontan cierto momento en sus vidas. Aunque la mayoría muere en el intento, ya se han dado varios casos de híbridos fallecidos por una enorme carga emocional. Sus corazones laten sin parar y cuando no pueden hacer nada… —se quedó en silencio unos cuantos segundos, pero David respondió continuó la descripción con un tono ausente.

—Sus corazones explotan en un estado de estrés máximo —dijo, y bebió un poco de su taza con una mirada triste. Sus ojos negros mostraban la sabiduría lograda a través de la experiencia.

Larry lo observó con pena y lástima, sintiéndose ignorante. Quería ayudar en lo posible, pero solo se sentía un cabeza de chorlito que alardeaba de agujeros en el Limbo. Ambos jóvenes, Larry y Bianca, miraron al suelo en silencio.

Cuando el joven quiso acotar algo sobre la pelirroja, Guillermo se le adelantó, dirigiéndose hacia él.

—Chico, debes darte cuenta que los híbridos no viven una vida tranquila. Estamos maldecidos a la inconformidad que nos dio Dios —habló Guillermo, agarrando una de las tazas que su sirvienta dejó sobre la mesita central. Bebió un sorbo con los ojos entrecerrados mostrando una expresión de duelo por las experiencias vividas en su pasado que le otorgaron el conocimiento que hoy poseía.

—Sí sabía cómo era la vida de un híbrido… ¿Por qué nos mandó a buscarlos? —preguntó con amargura Larry.

—Tenía la esperanza de encontrar a salvo algunos de ellos, pero ya no hay tiempo. Algo terrible se acerca…

Ante sus palabras, todos observaron a Guillermo confundidos. Él agarró el control remoto y encendió la televisión, colocando el canal que transmitía en vivo las noticias nacionales. Todos observaron incrédulos y atónitos las imágenes, sin saber qué decir al respecto.

La noticia dejaba ver el país de Irak en ruinas, dominado por el miedo; humanos combatiendo contra otros de su misma especie, incapaces de diferenciar híbridos de demonios. Se mostraban tanques de guerra que exterminaban grupos de enemigos, que se juntaban en manada.

Fue cambiando de canales, mostrando que los países europeos ya se encontraban en situación de aislamiento total, en búsqueda de protección contra cualquier híbrido y demonio. Muchísimos oficiales y personas armadas, esperando lo peor.

David apagó el televisor sintiendo el verdadero miedo, una presión en el cuerpo que le provocaba caer en la verdadera y triste realidad. Por ahora era sólo un país el cual había caído en la ruina, pero nadie sabía cuántos más le seguirían ni cuánto tiempo le llevaría.. Era evidente que Guillermo sabía más detalles, ya que su rostro que no expresaba miedo ni preocupación, sino una gran seriedad.

—Hay más países a punto del colapso. Esas bestias se dirigen a las naciones más manipulables. Y sé perfectamente que Latinoamérica llegará a ese punto en cualquier momento —habló con autoridad mientras los demás se mantenían en silencio.

—Pero esto es inevitable —interrumpió Larry con seriedad—. Es decir, durante milenios, los humanos demostraron su intento de supervivencia una y otra vez. En la edad media hubo una enorme cantidad de muertes, muros, protecciones, castillos e intentos de huir de estas bestias, pero todos los planes terminaron en fracaso. Están destinados a morir a manos de sus garras. Cada vez que una guerra comienza, la cantidad de demonios aumenta. ¿Y si los países planean utilizar estos demonios para destruir a otros? —preguntó el español con tanta seriedad como pudo demostrar para tal situación. Guillermo lo observó unos minutos y lo corrigió.

—Hubo grandes potencias con el fácil acceso de armas; Rusia, Japón, Alemania y Estados Unidos, entre otras. Cuando observaron que los híbridos podían luchar contra estas bestias, entre 1930 hasta 1950 usaron jóvenes híbridos para pelear, no solo para proteger soldados, sino para exterminar a los demonios que intervengan. Pero todo fue un caos. De un día a otro, los demonios parecieron multiplicarse con rapidez, acabando con una enorme parte de la población. Luego de 1950, los países intentaron dejar sus diferencias para protegerse a ellos mismo —dijo pidiéndole a Bianca sus carpetas y libros de historia. La albina obedeció, yendo y viniendo con una cantidad exorbita de papeles y libros.

—Lo de 1930 y 1950 ya lo sabía pero… ¿realmente cree que los países se unieron? ¿Usted sabe lo que sucede en España? ¿En Italia? ¡¿Eh?! —gritó Larry ante el sentimiento de impotencia que cubrió su ser.

En un arrebato de furia, golpeó el centro de la mesita del living, provocando un corte en su mano debido a que era de vidrio. Bianca lo observó con compasión y suspiró.

—Cree saberlo todo, pero realmente ni siquiera le preocupan las personas cercanas a usted —dijo con gran enojo que miró a Guillermo con las cejas bien fruncidas y con unos ojos brillando de la furia—. ¿Para que mierda nos queréis? Estamos destinados a autodestruirnos, ¿no es así?

Larry parecía completamente desesperado, en la culminación de la angustia que fue acumulando a lo largo del viaje en búsqueda de híbridos. La albina intentó calmarlo para poder curar la herida en su mano, pero el joven rechazó su ayuda al instante, sacándole de las mano las vendas, para colocárselas solo.

—Yo sé muchas cosas que tú no, joven —dijo sin preocupación pero con ímpetu, para después soltar un suspiro—. Yo investigué sobre los híbridos y los demonios durante años, ¿tú que has hecho? ¿Investigar sobre el Limbo y crear teorías esperando que tu país se arriesgue a explorarlo? Tu país consume de los prototipos que Bianca crea mientras matan pobres niños híbridos, criaturas que nunca tuvieron la culpa de nacer… tu país está invadido por el miedo, como Italia, Reino Unido, y varios países mucho mejor desarrollados que nosotros. —Con una última mirada iracunda, bebió de su taza. Larry se quedó callado, sopesando sus palabras. Al final, se tiró sobre uno de los sillones y miró el suelo.

—Supongo que estamos destinados a nuestra autodestrucción… —miró el suelo.

—Bueno, los humanos tampoco pueden buscar muchas alternativas. Tienes que tener un alma muy podrida para sobrevivir al Limbo —exclamó David, sabiendo que Guillermo tenía razón—. Además, esas noticias solo causan exaltación y pánico, los humanos terminarán destruyéndose a ellos mismos…

El silencio que rodeó al grupo tenía una atmósfera de finalidad. Nadie sabía que decir o qué acotar, porque las palabras no mejorarían su situación, mucho menos una discusión. En medio de sus emociones alborotadas, unos lentos pasos de pies desnudos resonaron por el pasillo, acercándose al living.

—Eso no sucederá… —intervino una débil voz femenina acercándose hacia su grupo. Todos la observaron sorprendidos.

Larry fue el primero en reaccionar y ayudarla a sentarse sobre uno de los enormes sofás, donde ella tapó lo que sus escamas no lograban cubrir con una manta gruesa.

—El exterminio de los humanos, me parecía una idea tentadora. Los mismos humanos son los demonios… —explicaba Gina mientras aceptaba un vaso de agua que le ofrecía su padre.

Todos la escuchaban sin comprender cómo llegó a esa conclusión.

—Pero estoy dispuesta a terminar con este infierno. Así que, Guillermo, dime un plan razonable con buenos resultados —exclamó con tal seriedad en su mirada negra con pupilas blancas que los demás sintieron un escalofrío recorrerles.

Era una híbrido de tal altura que lucía intimidante. Aún así, ante las palabras de la pelirroja, Guillermo sonrió dejando su taza de café a un lado, y se levantó con determinación.

—Bien, hablaremos de eso después. Primero, descansa. Y segundo, sigue con esa intensidad en el trabajo —respondió mientras se retiraba firmemente con las manos en los bolsillos, y subía las escaleras, dirigiéndose directamente al gran desorden de su oficina.

Gina lo observó con su mirada fulminante y suspiró por sus fosas nasales hasta sacar humo. Bianca, ocultando su sorpresa, intentaba limpiar la mesa rota para reemplazarla por otra.

La pelirroja se levantó para ayudarla a pesar de sus pocas energías. Bianca no paraba de observar con admiración la gran altura y flaqueza de su amiga, además de sus características nuevas que había adquirido como híbrido.

—Déjamelo a mí, ve a descansar. Por favor —le pidió David, pero ella se negó.

—¿Por qué sigues con esa forma? —preguntó Larry, preocupado por su estado físico.

—Tengo flojera. Cuando vaya a tomarme un baño, volveré a mi forma normal —respondió ante la atenta mirada de Bianca, que no paraba de observarla. Gina la miró y levantó una ceja.

—P-Perdón, es que… verte de cerca es sorprendente —le confesó Bianca avergonzada. Gina sólo le sonrió apenas para luego observar a Larry.

—Ve a darte un baño asi sigues descansando —la regañó el español con los brazos cruzados mientras la miraba a los ojos, sin miedo. Ella no entendía cómo no la miraba con sorpresa o timidez ante su forma híbrida tan intimidante.

Aún así, se acercó al joven y desinfectó la herida de su mano para luego vendarla, viendo que seguía saliendo algo de sangre. Él no le dijo nada, y simplemente espero que ella terminará.

—Listo, después ven a mi habitación. Necesito hablar contigo seriamente —dijo Gina mirándolo a los ojos.

Tanto David como Bianca, sabían perfectamente que en esas miradas habían otras intenciones.

—Y… papá, quiero disculparme por todo el alboroto que ocasione en esa estación de servicio. Me comporte de manera inmadura, y lo reconozco. Por no haberte hecho caso cuando me encariñe con ese niño, tú intentaste advertirme y no te escuché —habló con tal madurez que lleno de orgullo a su padre, y provocando una sonrisa de satisfacción.

—Solamente estarás castigada —respondió David con seriedad, dejando ver un rostro que era de temer. Pero su hija lo miró con una ceja levantada—. Castigada por mí —terminó su oración acercándose a ella. Gina cerró los ojos esperando una bofetada, pero todo lo que recibió fue un abrazo. Uno tan fuerte que se escuchó el crujir de algo.

—¡Papá! —exclamó ella avergonzada.

Estoy muy orgulloso de ti… 

Los pensamientos de su padre provocaron que se formara una sonrisa entre sus gruesos labios, a la vez que correspondía la demostración de cariño. Luego volvió a su habitación, sabiendo que las cosas iban por buen camino.

♦ ♦ ♦

Más tarde, Larry se acercó a la puerta de la habitación de Gina. Suspiró con nervios, mirando la puerta color beige con muchos pensamientos de inseguridad pero también dudas.

¿Será que podré adentrarme más en sus pensamientos…? Realmente quiero entenderla… pensó con las manos temblorosas. Bueno, no me he cortado el cabello por nada, ¿no?; volvió a cuestionarse retrocediendo unos pasos atrás. Se quedó paralizado en el sitio a pura fuerza de voluntad, sin lograr reunir el coraje para tocar la puerta, cuando esta se abrió de repente con un chirrido de la madera.

—Vaya, te cortaste el cabello —comentó la pelirroja al verlo.

—No quería sentirme fuera de lugar —respondió rascándose la nuca.

—Bueno, pasa —dijo dejándole espacio mientras corría uno de sus mechones rojos delante de su vista.

El español asintió con la cabeza, entrando con cierto temor y timidez. Se sentó al borde de la cama mientras ella se sentaba a su lado mirando a otro lado.

—Quiero… agradecerte y a la vez, disculparme por cómo te he tratado. Pero, me cuesta entenderte, Larry…—expresó con culpa.

—Creo que el que debe disculparse, soy yo. Admito que actué como un estúpido y… Espera, ¿cómo que te cuesta entenderme? —Se quedó unos minutos mirándola confundido, hasta decir—: Cuando yo no te entiendo a ti…

—¿Qué es lo que no entiendes de mí? ¿Qué soy una maldita híbrido y no una chica normal a la cual puedes manosear? —lo observó alzando una ceja.

—Vale, me disculpo por ello. Pero intenté ser lo más comprensivo contigo. No te mereces esto, Gina. Ni siquiera entiendo… no entiendo cómo puedes lanzarte a la muerte tan despreocupada. —La miró negando con la cabeza.

—Porque —intentaba buscar las palabras necesarias hasta que soltó su verdadero temor—, porque puedo afrontarlo, puedo… puedo pelear contra todo lo que se interponga en mi camino… Soy una híbrido de alto nivel…

Larry se quedó helado ante sus palabras.

—Tienes miedo…

—¡No! Yo… —miró el suelo soltando un suspiro.

—Temes no ser lo suficientemente fuerte, temes que te juzgue… —Su mirada quedó fija hacia la nada, sorprendido al descubrir tales cosas de ella.

—Ya, ya lo sabes. ¿Feliz? Soy… soy cobarde, inmadura, impulsiva, sensible, repugnante, una amenaza… —asintió mirándolo con angustia, dejando ver sus ojos húmedos a punto de las lágrimas.

—No eres una amenaza —exclamó agarrandola de sus hombros.

—¿Qué mierda quieres conmigo… ? —preguntó mirándolo fijamente, esperando una respuesta.

—Yo… quiero conocerte mejor, Gina. —Limpió una de sus lágrimas que caían sobre sus mejillas. Ella bajó la mirada y suspiró.

—También quiero conocerte mejor, Larry, pero… ¿De qué forma? —alzó las cejas para volver a mirarlo a los ojos.

El español se acercó a su rostro, dándole un corto beso. Gina frunció las cejas completamente confundida pero ante el roce suave de sus labios, volvió a besarlo.

Ambos aceptaban los labios del otro como si hubieran sido hechos para encajar. Aún así, Gina decidió intensificarlo, adentrando su lengua, a lo que Larry no se negó. Él logró sentir una enorme llama en su corazón, queriendo seguir y aferrarse a su cuerpo.

Sin embargo, esta vez decidió que haría las cosas bien y aceptaría sólo lo que ella quisiera entregarle. Ya en este punto estaban más lejos de lo que había esperado llegar después de la manera en que terminó la última vez que intentó sobrepasarse con la joven. Sentir sus lenguas entrelazándose, su cuerpo pegándose al suyo poco a poco hasta el punto en que parecían uno solo era una sorpresa que no quería desperdiciar. Es por eso que, cuando ella se detuvo, solo le dedicó una pequeña sonrisa y esperó a escuchar lo que tenía que decir.

—E-Espera, ¿estás seguro de esto? —le interrogó Gina, mirándolo a los ojos.

—Gina, no hubiera seguido el beso…

—No, es que… —bajó la mirada mientras se sonrojaba—. ¿Realmente quieres hacerlo con una híbrido como yo?

—Pareces un tomate con el rostro rojo y tu cabello… —dijo burlón. Bajo sus manos podía sentir perfectamente cómo la joven parecía temblar, así que decidió demostrarle con sus comentarios que no tenía nada de qué preocuparse. Además, había leído en un libro que la mejor forma de romper el hielo era con una broma.

—¿Para qué te pregunté…? —lo miró estupefacta, pensando que era un idiota, para después soltar una carcajada, mientras que él le siguió la corriente.

—Déjame ver lo que la atrevida Gina puede hacer —volvió a responder burlón.

—Eres un tonto —rio dándole un golpe suave en el hombro.

Sentía que su alrededor tornaba un ambiente cálido y agradable. No querían que ese momento se acabara, era como si aquella cruzada de miradas y risas fuera una gran demostración de apego en ambos.

—Gina, en serio… Quiero apoyarte, incluso en tus peores momentos. Por favor, dejame conocerte. Quiero… quiero estar ahí para ti —dijo con tal sinceridad que la pelirroja se abalanzó sobre él, dándole un fuerte abrazo. El joven acarició su espalda con ternura.

Cuando se separaron, ella tenía intención de besarlo de nuevo hasta que él empezó a hablar.

—¿Y tu collar? —preguntó al ver que ya no tenía la piedra color esmeralda en su cuello.

—Pues… explotó cuando un demonio intentó devorarme. Luego, conseguí esa nueva forma híbrida —respondió la pelirroja con inseguridad, pensando que la regañaria por no cuidar bien del collar.

—Entonces, Lilith te protegió…

Gina lo miró y soltó una carcajada.

—No creo que sea eso, tal vez tenía poder demoníaco dentro y me dio fuerzas para sobrevivir.

—Pero si explotó, ¿dónde quedaron los restos?

Ella suspiró y le contó lo que había sucedido toda la noche como dónde quedaron los restos del collar. Luego, Larry se levantó en busca de los restos del collar.

La pelirroja suspiró al ver que ya no tendría más besos. Cuando el español se apasionaba por una investigación, no había forma de hacerle perder la concentración después de todo.

Sin embargo, antes de irse, se acercó a ella y la sorprendió dándole un corto beso en los labios provocando el sonrojo en sus mejillas.

—Ya vuelvo, descansa —le dijo mientras se iba de la casa en busca de aquello. Gina sonrió tirándose sobre su cama como toda joven enamoradiza. Se dio cuenta que tener una relación con aquel chico, sería diferente.

Larry estaba igual de contento, pero la duda sobre aquel collar era enorme. En cuanto salió de la casa, se encontró con David que estaba revisando la camioneta.

—¿A dónde vas? —le preguntó al ver que se alejaba.

—El collar de Gina se rompió, pero ella no supo explicarme por qué. Creo que está relacionado con su transformación a híbrido superior, y la curiosidad me está matando. Voy a buscarlo —dijo con impaciencia, cerrando y abriendo el puño con sus ansias por moverse.

—Vamos, yo te llevo —le respondió David decidido a ayudarlo.

Al llegar, se encontraron con una escena sorprendente. Tendido del suelo había un demonio completamente destrozado con varias perforaciones en su cuerpo y bañado en sangre negra.

La cruz característica de aquel parque estaba casi negra de la sangre que tenía sobre ella. Larry estaba atónito del poder de Gina, y cuando sintió que pisó algo ligero y delicado, retrocedió. Bajó la mirada ante un brillo tenue color esmeralda, y ahí lo vio. Reunió cada partecita mienta David observaba desde lejos el brillo que el collar no dejaba de emitir.

No sabían cómo reaccionar ante ello, pero ambos sabían que ese collar tenía una relación fuerte con los híbridos para darle tal fuerza y cambio al aspecto híbrido de Gina.

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