El plan de la villana Roxanne – Capitulo 5: Mi primera clase y aún soy un bebé

Escrito por Polly

Asesorado por Maru

Editado por Shiro


Ya pasaron dos semanas desde el incidente donde George me sacó de mi habitación. Al parecer, Katherine se había asustado mucho cuando no me encontró en mi cuna y fue directamente con mi padre. Me sentí muy mal cuando la vi llorar. En verdad esa mujer se preocupaba por mí y, gracias a ella, descubrí que el duque también lo hacía.

La segunda cuestión era que descubrieron que era una bebé de rápido aprendizaje, aunque en realidad no era que estuviera aprendiendo, todo esto ya lo sabía.

Es como hacer trampa, porque en realidad tengo el conocimiento de una universitaria… extraño la universidad, mis libros, mis plantas. Mi título en herbología estaba tan cerca.

El lado bueno era que mi padre parecía satisfecho conmigo, incluso me compró un oso de peluche, según él “sólo lo encontró tirado”, pero normalmente uno no encontraba tirado un juguete nuevo y perfumado.

Siendo francos, no tenía deseos de jugar con él, pero tenía que darle el gusto, por lo que siempre que él aparecía por mi habitación empezaba a sacudir el animal de felpa y a tararear de la manera más alegre que podía.

No tengo mucha idea de qué tengo que hacer con un peluche. 

También había un lado no tan bueno en todo esto: me consiguieron una maestra particular, y en nuestro primer encuentro de ayer esa mujer dejó salir una risa sarcástica al verme. Creyó que era una broma, que no había manera que la hubieran contratado para enseñarle a una niña de menos de dos años, pero rápidamente entendió que mi padre no era una persona de bromas.

La señora Beatriz Alvor era una anciana, con un rostro arrugado, llevaba unas gruesas gafas que hacía que sus ojos lucieran como los de un búho, su cabello cano estaba atado en un tirante rodete en lo alto de su cabeza, y llevaba un vestido oscuro que apenas dejaba a la vista sus manos. Era la imagen de una bruja.

—Mi señorita, ¿le parece bien ir hacia el estudio para esperar a la señora Alvor? Será su primera lección, deseará estar allí a tiempo.

Katherine estaba siendo de mucha ayuda en mi entrenamiento, me sacaba a pasear por el jardín casi a diario y ya casi podía caminar sin tambalear. También comenzó a tener conversaciones conmigo para ejercitar mi dialéctica, aunque al principio lucía un poco escéptica con respecto a mis habilidades.

Con cuidado tomó mi mano y caminamos despacio por el pasillo hasta la biblioteca. La mano de Kath estaba algo tensa, quizás se sentía nerviosa de algo que pudiera hacer frente a mi maestra, se comportaba como si fuese mi mamá.

—Atie… ¿Deod va a veni? (Kathie, ¿George va a venir?)

No tenía sentido fingir ser una pequeña que no comprendía nada a su alrededor. Podía mantener una conversación inteligente aunque las palabras salieran algo torpes de mi boca.

Bueno, no tan inteligente porque no debo exagerar, pero sí algo coherente.

—No, mi señorita, lo lamento. Su hermano tiene hoy entrenamiento de espada, y sus tutorías se dictan de lunes a jueves, con su propio tutor.

Claro, y hoy es miércoles. Qué envidia. También me gustaría poder practicar con una espada, nunca usé una… Aunque no creo ser capaz de poder cargar más que un pequeño cuchillo con estas manos.

—¿Gon venda? (¿John vendrá?)

John era de los más emocionados con mis progresos para hablar, me encantaba ir a la habitación y poder hablar con él, y él lo disfrutaba también.

—Su hermano mayor está en una visita médica en la ciudad… Estará fuera todo el día. Pero estoy segura de que le hará feliz saber que le fue bien en su primera lección.

—¡Sí! ¡Lo hadé! (¡Sí! ¡Lo haré!)

 ♦ ♦ ♦

Otra sirvienta preparó el té en la biblioteca junto con unas galletas, pero yo sólo podía tomar una taza del té con un poco de leche. Mis dientes eran tan pequeños que me dolerían si comiera esas duras galletas.

Es una porquería estar creciendo de nuevo.

—Mi señorita, su padre ordenó que le prepararan algo especial. Es un nuevo tipo de postre que se está popularizando en la ciudad.

¿Mi padre ordenó algo para mí? Espero que no sea veneno.

Katherine colocó una pequeña compotera de porcelana blanca con una cuchara pequeña de plata encima. Dentro había una pasta suave, de color claro, brillante, y de aroma dulce.

Era como una hermosa visión, eso parece un delicioso y tentador… pudin.

—Pruébelo señorita, estoy segura de que le encantará.

Traté de ocultar la emoción en mi rostro; no podía demostrar que conocía ese postre. Pero era igual el color, la textura y el aroma, sólo faltaba hacer la prueba del sabor.

Con cuidado tomé la cuchara con mi pequeña mano y lo levanté un poco para poder llevarlo a mi boca, pudiendo saborearlo despacio, sin lograr reprimir un gemido de emoción.

Mi rostro tomó un suave color rosado mientras disfrutaba de ese delicioso postre sabor vainilla. Poco a poco se iba fundiendo en mi boca, siendo tan suave que ni siquiera era necesario usar los dientes para poder comerlo.

Después de tanto tiempo por fin pude tener un pudin… Es irónico que morí por uno.

—Parece que le gustó, señorita. Su padre estará feliz de saberlo. El pidió exclusivamente algo dulce para que usted pueda comer sin dañar sus dientes.

Era emocionante escuchar que mi padre se preocupaba por mí. Significaba que mi esfuerzo estaba rindiendo frutos. Ya estaba cambiando el pasado de Roxanne, sólo debía mantener este curso y podría sobrevivir.

La puerta se abrió de nuevo y entró la señora Alvor, luciendo idéntica a nuestro primer encuentro, incluso su ropa era la misma, pero su aspecto era pulcro y limpio. Lo más seguro era que tuviera un armario con el mismo vestido repetido.

Su rostro estirado y serio me miraba fijamente, no podía evitar sentirme menospreciada. Ella seguía teniendo la misma idea de mí que tuvo ayer: creía que sólo era otra niñita tonta.

—Buenos días, soy la señora Alvor y desde hoy seré su tutora. Como tal estoy capacitada para enseñarle lenguaje, escritura, matemáticas y sobre todo… la etiqueta para convertirla en una dama correcta.

Me puse de pie con cuidado. No era fácil bajarse de estas sillas con tantas almohadas, pero sin ellas no llegaría a la mesa. Aun así, era peligroso. Como pude, apoyé mis pequeños pies y acomodé mi vestido antes de hacer una suave reverencia.

—E un pased conocela, senoda Alvo. (Es un placer conocerla, señora Alvor.)

Cuando levanté la cabeza me encontré con la mirada de sorpresa de esa mujer. Cuando tuvimos nuestro primer encuentro mi padre no me permitió decir nada, de hecho, estuve todo el tiempo en sus brazos. Estaba segura de que ella no esperaba que supiera algo de etiqueta.

Le informo que he leído tantas novelas de época que podría usar todos los tenedores de la cena correctamente… Aunque a mí sólo me dejan usar cucharas por ahora.

—Su padre me ha informado que usted es un tanto… adelantada para su edad, pero quiero que sepa que soy una maestra estricta y exigente. Cuántos años tenga no será una excusa para la ineptitud. Su padre espera mucho de usted y fallar significa que lo estará decepcionando.

Sentí la mirada de Katherine sobre mí. Seguramente estaba preocupada de que me pusiera a llorar o me asustara, después de todo era una niña y estaban poniendo mucha presión sobre mí. Pero cuando lidiabas con el hecho de que podrías morir bajo la guillotina, esto no era más que una salida a un día de campo.

—Lo sé, senoda, lo hago pod mi papá. ( Lo sé, señora, lo hago por mi papá.)

—Veo que en verdad sabe hablar, aunque su pronunciación deja mucho que desear. Como primera clase empezaremos a escribir el abc y practicaremos la pronunciación de la R. Si no hay preguntas comenzaremos de inmediato.

 ♦ ♦ ♦

Ya estaba muy cansada. En verdad esta señora era muy estricta. Lo más frustrante era intentar hacer cosas que ya sabía hacer, pero al parecer, mi cuerpo no.

Mis pequeñas manos apenas podían agarrar la pluma, mientras que las letras del abecedario salían de manera horrible, y torcida. Lo más difícil de todo era intentar pronunciar las palabras con R que ella sólo repetía y repetía, como si yo fuese sorda.

No era mi culpa, mi lengua no se movía como yo quería.

—Repita de nuevo… Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal.

—T…es…trites tigas tlagaban…

—¡No! ¡No! ¡Absolutamente mal! Apenas pronunciaste una sola R y de igual manera dijiste mal la palabra.

Sentía que mis lágrimas se acumulaban en mis ojos; no sentía ganas de llorar en realidad, pero había una parte de mí que era tan sólo una niña pequeña, y sus palabras la estaban lastimando.

—¿Y usted cómo se atreve a hablar así de mi hija?

Mi padre entró a la habitación, una mirada oscura en sus ojos, similar a como un demonio del averno podría mirarte al caer al infierno, y para redondear aquello, tras él estaban mis dos hermanos, como un par de bajitos guardaespaldas. George aún tenía su pechera para su entrenamiento con espada, mientras que John cargaba un paquete envuelto en su mano.

—Si vuelve a hablar así a mi hija no sólo voy a despedirla, voy a ver que no vuelva a trabajar… ¿Usted puede comprender esa pronunciación?

—S-Sí, señor.

Pude escuchar el terror en la voz de esa señora, mientras que yo sólo sentía que las lágrimas escapaban de mis ojos y que mis brazos se movieron por cuenta propia, estirándose ante la imagen de mi padre. Lo último de lo que me di cuenta fue que él me cargó mientras yo rompía en un llanto infantil, que no tenía nada de fingido.

6 respuestas a «El plan de la villana Roxanne – Capitulo 5: Mi primera clase y aún soy un bebé»

  1. esto es ironico. esta es la primera vez que lloro en toda mi vida adulta. y fue leyendo este capitulo.
    no importo cuantas veces una mujer me rompiera el corazon.
    no importo quien hubiese fallecido o cuan cercano era a mi.

    tal vez sea porque cuando pequeño tambien tuve problemas para decir la r. aun hoy en dia evito decir carro aunque ya lo diga bien.
    tal vez solo sea un egocentrista. frio y cruel.

  2. Jajajaja, llegó en el momento adecuado. Salió el padre protector al ataque, y menos mal tampoco fue alguno de los hermanos. Me encanta como se va desarrollando todo… Ya la quiero ver más grande.

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