Escrito por Polly
Asesorado por Grainne
Editado por Shiro
Ya pasó una semana desde mi debut fallido frente a la alta sociedad en la fiesta de la reina. Katherine me preguntó muchas veces como había sido todo, pero se cansó después del décimo: «Estuvo todo bien».
Mi padre no preguntó nada, además, creo estar segura de que George y Francis le dijeron sobre el incidente que tuve dentro del palacio. Incluso John parecía no querer tocar el tema en sus cartas dirigidas a mí, como si de antemano le hubieran informado del momento por el que pasé.
Fue en la mañana del lunes cuando escuché un estruendo que me hizo saltar de la cama, mi corazón golpeaba dentro de mi pecho y mis pies tocaron el suelo frío para empezar a correr. No estaba completamente segura de qué había sido, pero había venido de la oficina de mi padre.
Está muy lejos de mi habitación, ¿qué podría hacer un ruido así?
Corrí con mis pies descalzos, sintiendo que la trenza con la que duermo, golpeaba mi espalda una y otra vez.
—¡Padre! ¡Padre! ¡¿Qué sucedió?!
Entré en el lugar, encontrándome con la pequeña mesita donde solía tomar el té totalmente destrozada por una silla de madera, los trozos de vidrios y astillas estaban regados por todo el suelo. Mi padre estaba allí con sus ojos irritados y un papel arrugado en su mano.
Jamás sentí un temor similar a ese, estaba viendo el verdadero rostro del duque. Aquella cara que la gente veía antes de morir, esos duros rasgos, ojos similares a los de una bestia salvaje, y su mandíbula apretada mientras mostraba sus dientes en un gesto de pura furia.
—Pa… Padre…
Mis piernas comenzaron a temblar, y no sólo era por el frío que se filtraba por mi camisón de algodón. Podía sentir el peligro de estar allí, frente a ese hombre desencajado.
Él me miró, por un momento pareció no reconocerme, pero pronto vi sus músculos relajarse y quise acercarme un paso en su dirección, a pesar de que mi instinto de supervivencia me decía que no debía.
—¡No te muevas de allí, Roxanne!
De nuevo me quedé congelada, la dura orden de mi padre y su exasperada voz me hicieron temblar. Se acercó a toda prisa hacia mí, y yo cerré los ojos como una reacción natural, esperando lo peor.
Dios… por favor… protégeme.
Sentí que mis pies abandonaban el suelo y que todo mi cuerpo se vio elevado en el aire cuando mi padre me sostuvo con cuidado en sus brazos.
—Roxanne, ¿qué te sucede?
Lentamente, abrí los ojos y me encontré con la calmada mirada de mi padre enfocada en mí, ya no quedaba rastro de ese hombre aterrador de hacía un momento. Pero no encontraba las palabras para poder responderle, pues mi cerebro seguía procesando la sensación de terror que me había invadido.
—T-Te asusté, ¿no es verdad?… No voy a hacerte nada, sólo me alteré…
Con cuidado, sentí cómo me abrazaba contra él como si fuese la cosa más delicada del mundo; y se lo permití. Apoyé con cuidado mi cabeza sobre su hombro y observé los restos de su destrozada oficina, así como una hoja hecha pedazos en el suelo.
—Está bien, padre… Sé que no me harías daño…
Pero no puedo evitar dudarlo.
—Vamos de regreso a tu habitación; que Katherine te vista. No puedes ir por la mansión en esas prendas…
Mientras acariciaba mi cabello rubio, me alejó de ese lugar para poder llevarme de regreso a mi cuarto. Estaba de acuerdo con que no podía andar en camisón por la casa, pero mis pensamientos ahora se llenaron con la siguiente pregunta: ¿Qué pudo haber hecho que mi frío y calculador padre se haya vuelto una bestia enardecida?
—Roxanne, ¿sigues asustada?
—No, padre, yo… ¿Puedo ayudarte? No me gusta que padre esté enojado.
Con cuidado, me moví para apoyar mi mano en la mejilla del duque, aún después de todos estos años, me sentía pequeña junto a este hombre. Pero ya sabía que no debía temer que me hiciera daño, aunque en algunos momentos me hiciera dudar de los progresos que habíamos hecho en nuestra relación.
—No tienes de qué preocuparte, mi pequeña Roxanne. Como tu padre veré que nunca vuelva a ocurrir algo así.
Con delicadeza, me depositó en mi cama y tiró de la cuerda que iba al cuarto de los sirvientes. Seguramente quería que Katherine viniera de inmediato a atenderme. Mi atención estaba más prendada de sus palabras en ese instante, y en la expresión de ese hombre, que parecía tranquila pero tenía una ligera sombra sobre sus ojos que ensombrecía sus atractivos rasgos.
—No permitiré una ofensa como esta… Así que tu no tienes de qué preocuparte —No dijo nada más, sólo salió de mi habitación cerrando la puerta tras salir, dejándome un poco desconcertada.
¿Se habrá enterado de lo que ocurrió en la fiesta recientemente?
Eso no era posible, George y Francis no le ocultarían nada a padre. Fuera cual fuera la razón de su espontánea furia estaba relacionada con la carta que estaba en su despacho.
—Necesito esa carta.
♦ ♦ ♦
Katherine me vistió con mi vestido rosado y finalmente bajé a desayunar con mi familia. Cualquier persona diría que todo tenía el aspecto de siempre, y la verdad era que con una mirada rápida así era, pero al acercarme, sentí la tensión del ambiente como una barrera que quería frenar mis pasos.
George y el duque no decían una sola palabra, ni entre ellos, ni para mí. Pero por la expresión de mi hermano mayor, podía adivinar que habían estado hablando, porque su rostro infantil estaba clavado en el plato como si intentara partirlo con la mirada.
—Buenos días de nuevo, padre. Buenos días, hermano George.
—Ah… Sí. Buenos días —dijo sin mucho ánimo. Sentí como si hubiera pinchado sus pensamientos, tras lo que me miró por un momento algo desconcertado. Pero después, frunció el ceño para poder mirar de nuevo su plato.
¿Acaso hice algo? Quizás sea mejor iniciar un tema de conversación.
—Padre, estaba pensando que quizás podría ir a ver el pueblo.
Ambos, padre e hijo, golpearon la mesa con sus manos, haciendo que toda la vajilla temblara. Sus miradas oscuras y profundas se clavaron en mí, como tratando de reprocharme.
¿Qué dije de malo?
—Hoy te quedarás en casa con tu hermano George, yo debo salir. Así que no quiero que ninguno de los guardias me comunique que fuiste fuera de aquí, Roxanne.
—Sí, padre…
Me había hablado como si yo fuese alguna especie de niña rebelde, o como si hubiera pedido algo increíble, cuando sólo pregunté para poder ir a recorrer, en esta ocasión, la zona comercial. El duque estaba muy volátil, y en verdad me era difícil seguirle el paso cuando actuaba de esta manera.
—Termina de comer y ve a tu habitación. Yo debo ir a alistarme para salir.
Después de tan abrupta orden, mi padre se limpió la boca con su servilleta y me dejó en un ambiente sumamente incómodo con George y los sirvientes que estaban parados a los lados de la mesa.
Muy bien… Lori, hora de actuar un poco.
Un pequeño sollozo bastaba para que mi hermano se pusiera tenso, en todos estos años pude notar que él no sabía cómo reaccionar cuando me veía llorar. No importaba qué tan erudito pudiera ser, cuando se trataba de sentimientos, sobre todo los que eran tan explosivos como la tristeza y el llanto, él se volvía tan ingenioso como una papa al horno.
—Pa-Padre está enojado conmigo —dije apretando ligeramente las manos. En ese momento, pasé la manga de mi vestido por mis ojos en un gesto de limpiar las lágrimas que pudieran salir, aunque en realidad no había ninguna. Era todo una actuación que iba más allá de las capacidades de una niña, pero George se lo creía, porque logré ver su boca temblorosa en un gesto de incredulidad y nerviosismo.
—¡C-Claro que no, tonta! ¡Deja de llorar ahora mismo! Haces que tu cara se vea más horrible.
—¿No lo está? —Con cuidado levanté el rostro, poniendo mis labios en posición de puchero, mientras que procuraba ver a mi hermano con grandes ojos de cachorro.
—Pero… —Pausaba y volvía a hablar confundida—. Parecía enojado y me mandó a mi cuarto, y no quiere que salga de la casa… —Lo observé pensativa y dije—: ¿Hice algo malo hermano mayor?
Una pequeña mueca reemplazó el gesto nervioso de George, él sabía la razón por la cual el duque reaccionó de esa manera conmigo, quizás sabía el motivo de su ataque de destrucción de hoy temprano.
—Roxanne, padre está muy preocupado por ti. Él supo de todo el incidente durante la fiesta de té de la reina, sancionó a Francis durante una semana por no haber cumplido correctamente el deber de cuidarte y hoy recibió una carta de la familia de esa niña LaSort diciendo que la habías ofendido… —La mirada de George se tornaba más oscura mientras hablaba y su voz parecía ser más grave también, podía entenderlo.
La indignación me llenaba por completo, por qué se atrevían a decir que yo ofendí a esa chiquilla maleducada cuando ella fue quien vino hacia mí, me insultó, insultó a mi amiga, y una de sus secuaces se atrevió a cachetearme.
Ahora que lo escuchaba, recién me daba cuenta que no había visto al señor Francis, y sólo podía esperar que estuviera bien. Nunca había visto a Ronan o a padre verdaderamente enojados, pero tengo la idea que debían ser lo más aterrador en esta tierra…
No quiero saber de qué pueden ser capaces a la hora de implementar un castigo.
—Pero yo no hice nada malo hermano, incluso cuando una de ellas me dio un golpe… ¡No lo devolví! ¿Padre está en problemas por mi culpa? Tengo que… que disculparme…
—Tú no tienes porqué disculparte de nada… Acabas de decirlo, no hiciste absolutamente nada. Si alguien tiene que disculparse, de rodillas, e implorar perdón, es esa chica que te ofendió a ti. Eres una Maquielo, y debes ser tratada como tal —Pronunció las frases más dulces, las cuales hacían que me emocionara, pero en realidad, también sentía la furia acumularse dentro mío. Se habían atrevido a mandar una carta a mi padre para reclamar por mi comportamiento, dañando el nombre de la familia Maquielo, eso era trabajo de la antigua Roxanne, no de mi versión.
—Lo soy… ¿No, hermano mayor? Por eso tengo que hacer algo, no quiero que papá se vea envuelto en problemas por mi culpa…
Se acercó a mí despacio, y en un momento, me vi envuelta entre sus brazos. Cada día, él se había vuelto un poco más fuerte, aún siendo un niño, su entrenamiento estaba rindiendo sus frutos. Pude ver que se convertirá en un gran caballero como en el libro.
—Está bien, tonta… No deberás preocuparte más por nada de eso. Padre será capaz de arreglarlo sin tener que ensuciarse ni un solo dedo.
—¿En serio?
—Por supuesto que sí. Ven, te llevaré a tu cuarto. Te haré el favor de ayudarte con tu tarea mientras esperamos que padre regrese.
Con cuidado me llevó, en verdad estaba intentando animarme y yo aprecié mucho el esfuerzo que estaba haciendo. Era increíble, pero creo que domé a la bestia de George y lo convertí en un hermano modelo.
Aunque insiste en llamarme «tonta».
♦ ♦ ♦
Pasaron varias horas antes de que Kath viniera por mí. George me había ayudado a resolver mi tarea de historia, aunque en realidad no necesitaba ayuda alguna.
Ambos estábamos tomando el té junto a la ventana de mi habitación, tenía la mejor vista del jardín y la luz del sol iluminaba todo sin tener que cegarnos, en definitiva, era la hora perfecta para un bocadillo.
—Mi señorita, su padre ha regresado y quiere hablar con usted en su despacho.
—¿Papá ya volvió? ¡Sí! Voy a ir ahora con él —dije con tanto entusiasmo que salté de mi silla y empecé a correr, dejando detrás a Katherine y a mi hermano.
Había estado ansiosa por saber qué fue lo que pasó durante todo el día, una parte de mí creía que lo correcto era no causar disturbios entre familias de la nobleza, pero sinceramente casi toda mi cabeza decía una y otra vez: «Ojalá que se pudra esa pequeña rata grosera».
Espero que George tenga razón, y que el duque sea tan poderoso como para hacer que se arrodillen para pedir clemencia.
Al entrar a su despacho, mi padre estaba parado junto a su escritorio, lo poco que había sobrevivido en su rabieta de hoy temprano. En su mano tenía una carta abierta y su expresión era calmada, aun así no me infundía demasiadas emociones, él era muy bueno ocultando lo que pensaba tras una máscara de póker.
—Papá, te extrañé mucho todo el día. ¿Dónde estuviste?
Con rapidez, me acerqué a él y aunque olvidé el protocolo, no le molestó. Sólo me cargó en sus brazos para mirarme con tranquilidad, podría estar loca, pero creo que su cuerpo se relajaba cuando me tiene a su lado.
—Estuve en una audiencia con Su Majestad el rey y la reina.
—¿Qué?
—No estaba informado al respecto, y he de suponer que tú tampoco, pero el joven príncipe Maximillian presenció el incidente durante la fiesta de Su Majestad e informó a sus padres. Ellos desean que vayas al palacio de nuevo, quieren arreglar todo Roxanne. Saben que no hiciste nada malo y quieren pedirte disculpas personalmente.
… Hoy no debí haber salido de la cama.
Me encantó el capítulo! Si que se pudra la pequeña rata grosera!!! 🙂 estoy ansiosa por más:)
Me encanta, gracias por todo tu trabajo Polly amo la historia. Yo también, creo que puede haber propuesta de matrimonio
DIOS MIO. Todo indica la propuesta de matrimônio. Esto si tu padre deja jajajajajaja
Excelente capitulo, queda esperar el otro, ojalá lo tengan pronto