Escrito por Grainne
Asesorado por Maru
Editado por Sharon
Con el paso de los días, David y Gina mantenían un entrenamiento preparado por Bianca y el Sr. Fitzgerald en un campo especializado.
El jefe de la Asociación esperaba que el entrenamiento diera sus frutos, pero no veía esfuerzo en David. Por otra parte, Gina había avanzado muchísimo en muy poco tiempo. Logró transformarse con rapidez de humana a híbrida, como también mejoró notablemente su puntería. Al final, se le reemplazó su espada por pistolas, ya que no creían que fuera habilidosa con armas cuerpo a cuerpo.
Además, aquella espada estaba vieja y desgastada ya que anteriormente había sido de David, y se la había regalado. A pesar de sentir cierto dolor cuando Bianca la desarmó para preparar una nueva arma, supo que era mejor dejar el pasado atrás, y que la espada se convirtiera en algo más útil para su hija.
David recordaba cierto suceso cada vez que veía a su hija peleando contra esas bestias. Recordaba aquella vez a sus 14 años cuando fue abusada por un demonio de alto nivel.
Era un día lluvioso, y Gina estaba jugando entre los charcos con su impermeable rojo. Estaba tan contenta que David le había regalado ese abrigo que lo estrenó ese mismo día. Él tenía la necesidad de protegerla hasta de lo más mínimo, así que constantemente la vigilaba con la mirada para que nada ocurriera. Desafortunadamente, de un momento para otro, Gina desapareció. Sintió una horrible desesperación mezclada con miedo, y cómo su corazón se detenía del horror al escuchar los gritos de su hija.
No tardó mucho en encontrarla. La vio debajo de un demonio que le rompía el abrigo con brusquedad e intentaba desvestirla ansiosamente. La niña lloraba y gritaba alargando sus garras y clavandolas en el cuerpo del demonio. David iba a disparar hasta que Gina, moviéndose por la desesperación, se puso sobre el demonio y le arrancó con sus garras el corazón, terminando ella en el suelo lleno de sangre y un mar de lágrimas en sus ruborizadas mejillas mientras intentaba tapar su pálido y pequeño cuerpo.
Ese recuerdo estaba impregnado en su mente, y le hacía preguntarse si su hija provenía de un demonio de alto nivel o si fueron sus impulsos los que la llevaron a reaccionar de ese modo. Por eso trataba de observarla con detenimiento en cada entrenamiento para poder analizar si era o no un híbrido de alto nivel. La duda seguía en sus pensamientos…
David no confiaba en la Asociación pero aceptaba que el entrenamiento estaba haciendo un buen trabajo con el progreso de su hija. Por otro lado, no tenía interés en exponer su verdadero potencial ni de sentirse realmente parte de ella. Solo le hacía compañía a su hija, ya que estaba muy dispuesta a ser parte de la caza de demonios.
Incluso en el entrenamiento aparentaba ser un anciano que no servía, pero Bianca no se iba a rendir con este hombre.
—Hay algo que no quieres mostrar, por algo no se ve tu progreso —dijo Bianca mientras recogía su cabello rubio casi blancuzco—Sé quién eres, Martín —volvio a hablar para provocar unos nervios en él.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó sin mirarla.
—Mi padre te llamó para matar unos cuantos demonios. Verás… Mi familia se dedicó a crear armas por varias generaciones. Mi padre pensaba en encontrar un día la manera de matar a esas criaturas de la manera más rápida. No es nada fácil darle en el corazón a esas bestias. Así que descubrió lo útiles que son el plomo y plata. Todas esas armas que usas, están hechas por él, estaban especializadas en matar a los demonios —explicó mientras sacaba de su bolsillo una foto de su familia. Luego, señaló al hombre con rasgos afroamericanos y de gran estatura.
—¿Jorge? No sabía que tenía una hija albina —dijo refiriéndose a Bianca.
—Ahora lo sabes. Así que muéstrame tu potencial, cariño. Te haré buenas armas —le guiño un ojo mientras se iba al taller del patio.
David suspiró mientras salía de la casa para dirigirse al campo de entrenamiento.
Al llegar, entró con sus clásicas pistolas con balas de plomo pero con mejoras hechas por Bianca. Encendió la cámara de vigilancia, y abrió las puertas de las celdas. Empezó a matar a los demonios con velocidad, saltando de pared en pared.
La verdadera forma de David fue expuesta mientras asesinaba a cada uno. Pero él intentaba volver a su forma humana para utilizar sus partes como carnada, provocando que su energía se gastase con facilidad.
Entonces, aprovechó el gasto de energía, disparando con entusiasmo y sintiéndose como en sus mejores años.
Por otro lado, Gina se encontraba caminando por la mansión hacia el taller de Bianca. Ambas se quedaron hablando un buen rato mientras merendaban.
A pesar de haber pasado unas semanas, la pelirroja se sentía a gusto con Bianca. Era la primera vez que alguien de su edad le hablaba con normalidad sin verla como un bicho raro. La motivaba a pensar en una linda amistad con ella.
—Entonces, ¿cómo fuiste aceptada por el jefe? ¿Tu familia venía de una empresa enemiga? —preguntó Gina.
—Así es, unimos alianza para no andar en guerra —respondió Bianca con su taza de café en mano.
—Pero, ¿cómo llegaste a ser su ama de llaves? No pareces de esas personas que se dejan convencer fácilmente —siguió preguntando con mucha curiosidad.
—Bueno, cuando mi madre fue asesinada, tenía muchísimas deudas. Y mi padre ya no conseguía lo necesario para seguir fabricando armas. Entonces le llegó la oferta de trabajo de esta asociación, pero lo primero que hizo fue mandarme a mí. El Sr. Fitzgerald no quería aceptarme, tuve que rogarle para pagar las deudas. Se negó elegirme a mí para el trabajo hasta que… Mi padre también fue asesinado por un estúpido demonio. David no llegó a tiempo…. Y cuando el jefe se enteró, me dio doble trabajo para que pudiera pagar las deudas. Para agradecerle, seguí trabajando para él. Además, así podré saber más sobre estos monstruos y matar hasta el último —contó mientras le pasaba otra taza a la pelirroja.
—Entiendo, espero que tus padres descansen en paz. Mis padres adoptivos… pasaron por algo similar —dijo Gina con incomodidad.
—Ya sé todo, no es necesario que lo cuentes —le sonrió con dulzura.
—Gracias… Dime, ¿qué tanto sabes de los demonios? —preguntó con curiosidad la pelirroja.
—Poco y nada. Apenas sabemos el paradero de esas bestias, pero ¿te sabes la historia del Dios y el Diablo? —preguntó mientras se apoyaba sobre su escritorio.
—Papá me lo contaba siempre. Pero pienso que el Diablo tenía razón. Dios fue egoísta —argumentó con serenidad.
—Nadie es bueno o malo. Ambos no eran puros en maldad o bondad, eran igual de imperfectos que nosotros solo que con más poder. Aunque siempre que nombran la figura de Dios, me recuerda a un niño malcriado pensando que todos pueden ser buenos a la fuerza —exclamó la albina.
—Entiendo, ¿pero será que realmente existieron? Lo único que queda como evidencia es el Limbo y los demonios —se cuestionaba Gina mientras acariciaba su corto cabello.
—Puede ser que la historia esté mal contada o hayan mentido; en fin, es más fácil centrarnos de donde salen esos demonios —comentó Bianca bebiendo de su taza con café.
—Si, pero debe estar entrelazado con Dios y el Diablo. Por algo los demonios se llaman así ¿no? —expresó la pelirroja con duda.
—¿Al menos sabes que los demonios se diferencian por niveles? —exclamó Bianca observándola con curiosidad.
—Ohh, Mi padre me ha explicado pero se identifican por su apariencia ¿no? —preguntó.
—Exacto, los más pequeños son de bajo nivel. Los que saben engañar con la voz y apariencia son de nivel medio. Y los de nivel alto, son los que pueden convertirse en cualquier cosa para matar o devorar a sus presas de manera astuta. Son los únicos que sienten placer por sus acciones, los de nivel bajo y medio abusan o violan por instinto salvaje —explicó Bianca mientras Gina anotaba en su pequeño cuaderno que siempre llevaba a mano. —Eres muy diferente a David. Él no aguanta mucho tiempo en esconder su forma al estar frente a frente contra demonios. En cambio, tú aprendiste rápido. ¿Serás de un nivel alto?
Gina la miró confundida mientras negaba con la cabeza.
—Oh, bueno, lo sabras con el entrenamiento pesado. ¿Vamos a salir un rato? Debes de tener un tiempo de descanso al menos —exclamó Bianca sonriéndole mientras agarraba su mano.
Gina la miró sin entender pero aceptó su propuesta.
Ambas se dieron un buen baño, y Bianca abrió el enorme armario armando conjuntos de ropa para cada una. Luego de tener todo pensado, decidió llevar un arma bajo la ropa por si acaso.
Esa noche, salieron a bailar a una discoteca. La joven pelirroja se sentía incómoda con el ambiente y prefirió quedarse a un lado bebiendo un vaso con coca cola. En cambio, Bianca bailaba con entusiasmo tratando de invitarla.
Gina se resignó mientras bailaba con timidez. Pero con el paso de las horas, ambas terminaron bailando y bebiendo hasta llegar al límite.
—Vamos a tener que volver ahora —exclamó Gina mientras reía sin parar y abrazó a Bianca, quien estaba más consciente al soportar bien el alcohol.
—Dios, Gina, te pasaste con las cervezas. Rápido, antes que David me asesine —comentaba Bianca mientras intentaba alzar a su amiga.
Gina seguía riendo y abrazando a Bianca. Hasta que empezó a acariciarle el cabello y mirarla embobada entre risitas.
—¿Qué tanto me miras, boba? —reía la albina observandola.
—Eres muy bonita… ¿Por qué quieres ser mi amiga? No sé ni siquiera socializar —dijo entre lágrimas la borracha.
Bianca suspiró mientras la trataba como niña pequeña para consolarla. Pero mientras caminaban por las calles de noche, se escuchaban los demonios salir.
La albina tenía planeado desde el principio ver el potencial de Gina en vivo, pero en ese estado sería un desastre.
De repente, un demonio se acercó a ellas con un disfraz humano. Bianca le apuntó con una pistola, pero Gina lo tiró con molestia.
—Es un hombre atractivo, Bianca. No le hagas nada —respondía Gina riendo mientras salía a flote su forma demoniaca. El demonio la atacó empujando a la albina a un lado.
Bianca terminó en el suelo inconsciente mientras que Gina cayó al suelo sin reacción alguna. El demonio la acorraló abriendo su boca con múltiples dientes afilados para devorarla. Sin embargo, ella sonrió dejando ver sus enormes colmillos y mordió el cuello de la bestia sacando un pedazo.
El demonio gritó de dolor retorciéndose a un costado. Las risas de Gina fueron escalofriantes. Hasta que entró en razón, observando todo con detenimiento.
—Yo… no quise… —reaccionó Gina observando sus lágrimas, pero el demonio volvió a atacar.
Con desesperación, ella agarró una pistola que Bianca tenía escondida en su ropa. Su corazón latía con desesperación mientras intentaba a disparar sin éxito en la puntería.
—Un híbrido de alto nivel, interesante manjar —exclamó el demonio sonriente al sentir el olor del alma de la joven, sin dejar de esquivar las balas.
Gina estaba tan asustada que sudaba frío y sus manos temblaban. Repentinamente, un aura oscura salía de su cuerpo. Sentía una horrible sensación de nervios en su cuerpo, y soltó el arma, dejándola caer al suelo.
Cuando el demonio acercó su rostro, una sensación de deja vú la atacó. Ella alargó sus garras clavándolas en el pecho del demonio, que en su agonía le agarró los brazos con fuerza.
—No volverá a pasar, no dejaré que intentes abusar de mi. Muere —dijo mientras le arrancaba del cuerpo su corazón negro que seguía latiendo. Ella lo observó con lágrimas que caían sin cesar de sus mejillas.
A pesar de estar acostumbrada a matarlos, sentía un gran peso en su consciencia al matar seres vivos.
El cuerpo sin vida cayó al suelo, y Gina intento observar sus alrededores mareada. Cayó al suelo sintiendo unos brazos agarrándola delicadamente.
Vaya esto es muy oscuro pero debo decir que el ambiente oscuro le queda bien a la novela.
Ummm, dicen que la duda en casos como éstos es… la firma para perder, supongo. Porque la verdad, no puedes ser cazador de demonio con un corazón suave, o eres carne muerta, como ha demostrado este cap.
Pues, Gina es bastante frágil desde el lado emocional, y como se ha mostrado aquí, no tiene ese valor de asesinar. Pero se explica mejor a medida que la conoces con el avance de los capítulos, y sinceramente, ella es un personaje que le tengo mucho aprecio. Me alegro que lo hayas disfrutado el cap! Saludos~